sábado, 21 de enero de 2012

¡Sólo alabanza!




Hay momentos en la vida en que nos sentimos cansados e incluso podría ser que estemos desanimados.  En esos momentos, no es fácil continuar con una actitud alegre y agradecida, manteniendo la mirada fija en el horizonte sobrenatural del que tenemos certeza, que Dios está con nosotros y está de nuestro lado.  Es cuando el Espíritu viene en nuestra ayuda para al menos balbucear: Jesús, en tí confío. 

Muchas veces esto pasa en la vida de oración.  Llegan momentos donde nos sentimos como "arrastrando los pies" para disponernos a un encuentro del que estamos conscientes, sólo beneficios nos trae.  Pero una cosa es saber y otra hacer.  Por eso es necesario ir conociéndonos, para dar con el remedio guiados por el Espíritu Santo.  

La oración cristiana no nos mete en un cajón de un "método", debemos ir probando para encontrar la forma en que escucho mejor la voz de Dios, la forma en que logro llegar a la intimidad con él, con todo nuestro ser.  Debemos confiar en que es un proceso que Dios mismo está guiando.  En algunos momentos uno necesitará recurrir a diversas formas de hacer oración para "mantener el paso" confiando en que volverá al camino usual, sabiendo que lo importante es no darse por vencido.  Debemos acordarnos en momentos difíciles de aquello que repite con frecuencia la Madre Auxilio Gómez O.D.A.: "Dios ve el deseo".  Hay momentos en que se puede experimentar el no sentir deseo de orar, pero al menos podemos sentir el deseo de desear (ahí ya tenemos tema de oración).

Para ilustrar lo anterior recurrimos lo que nos enseña el Papa Benedicto XVI en su catequesis del 25 de mayo de 2011 respecto a la oración como batalla de la fe y la victoria de la perseverancia, donde medita el pasaje de Jacob en su lucha con el desconocido en la cañada de Yabboq.

"La noche de Jacob en el vado de Yaboc se convierte así, para el creyente, en un punto de referencia para entender la relación con Dios que en la oración encuentra su máxima expresión. La oración requiere confianza, cercanía, casi en un cuerpo a cuerpo simbólico no con un Dios enemigo, adversario, sino con un Señor que bendice y que permanece siempre misterioso, que parece inalcanzable. Por esto el autor sagrado utiliza el símbolo de la lucha, que implica fuerza de ánimo, perseverancia, tenacidad para alcanzar lo que se desea. Y si el objeto del deseo es la relación con Dios, su bendición y su amor, entonces la lucha no puede menos de culminar en la entrega de sí mismos a Dios, en el reconocimiento de la propia debilidad, que vence precisamente cuando se abandona en las manos misericordiosas de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, toda nuestra vida es como esta larga noche de lucha y de oración, que se ha de vivir con el deseo y la petición de una bendición a Dios que no puede ser arrancada o conseguida sólo con nuestras fuerzas, sino que se debe recibir de él con humildad, como don gratuito que permite, finalmente, reconocer el rostro del Señor. Y cuando esto sucede, toda nuestra realidad cambia, recibimos un nombre nuevo y la bendición de Dios."  

Acá la Audiencia del 25 de mayo de 2011, completa.  

Debemos estar dispuestos entonces, a permanecer en la lucha, con confianza.  Así, una forma de enfrentar esos baches, es la alabanza, y cuando no se puede más: sólo alabanza.  Si nos es imposible meditar, contemplar o concentrarnos de alguna manera: ¡cantemos! La famosa cita de San Agustín nos repite que ¡el que canta ora dos veces!, entonces a sacar el libro de cantos, a buscar música espiritual que nos guste particularmente, y allí alabando en lo secreto, él nos hablará y nosotros responderemos. Si no tenemos ningún movimiento en nuestra alma, confiemos.  Él estuvo con nosotros y nos escuchó con toda certeza.  Todo es gracia.






domingo, 1 de enero de 2012

Intenciones del Papa: Enero 2012


Enero 2012

Intención general: Para que las víctimas de desastres naturales reciban el alivio espiritual y material necesario para reconstruir sus vidas.

Intención misional: Para que el empeño de los cristianos a favor de la paz sea ocasión para dar testimonio del nombre de Cristo a todas las personas de buena voluntad.

Reflexión:

Intención general

Con ocasión del primer aniversario del terrible terremoto que arrojó a vuestro país al luto, me uno a todos vosotros, queridos haitianos, para aseguraros mi oración, en particular por cuantos fallecieron. 

Deseo asimismo daros una palabra de esperanza en las circunstancias presentes, particularmente difíciles. En efecto, ahora es tiempo de reconstruir, no sólo las estructuras materiales, sino también y sobre todo la convivencia civil, social y religiosa. Confío en que el pueblo haitiano sea el primer protagonista de su historia actual y de su futuro, contando igualmente con la ayuda internacional, que ya ha dado muestras de gran generosidad a través de un apoyo económico y de los voluntarios llegados de todos los países. 

Estoy presente entre vosotros mediante su eminencia el cardenal Robert Sarah, presidente del Consejo pontificio «Cor unum». Con su presencia y su voz, os lleva mi aliento y mi afecto. Os encomiendo a la intercesión de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de Haití, quien, estoy seguro, desde lo alto del cielo no permanece indiferente ante vuestras oraciones. ¡Que Dios bendiga a los haitianos!

Mi pensamiento se dirige en este momento a las poblaciones del Pacífico y del sudeste asiático, golpeadas en los últimos días por violentas calamidades naturales: el tsunami en las islas Samoa y Tonga; el tifón en Filipinas, que sucesivamente ha afectado también a Vietnam, Laos y Camboya; el devastador terremoto en Indonesia. Estas catástrofes han causado graves pérdidas en vidas humanas, numerosos desplazados y "sin techo" e ingentes daños materiales. Pienso también en cuantos sufren a causa de las inundaciones en Sicilia, especialmente en la zona de Messina. Os invito a que os unáis a mí en la oración por las víctimas y sus seres queridos. Estoy espiritualmente cerca de los desplazados y de todas las personas probadas, implorando de Dios alivio en su pena. Hago un llamamiento para que no falte a estos hermanos y hermanas nuestra solidaridad y el apoyo de la comunidad internacional.

Comentario Pastoral

Hasta ahora nunca habíamos visto tan de cerca un desastre natural como el terremoto y el tsunami que golpearon Japón en marzo 2011. Las imágenes inundaron el mundo por medio de la televisión, los diarios y sobre todo por medio del Internet, donde aun podemos verlas. Quienes no estamos en el lugar del desastre, olvidamos pronto: una semana, dos semanas al máximo, y perdemos el interés. En el lugar mismo, sin embargo, el recuerdo puede perdurar aun medio siglo, si no más, especialmente entre aquellos que han perdido todo.

Llamamos madre a la naturaleza, pero es una madre inconstante, voluble. Los árboles dan su fruto, los campos producen el grano, el arroz, las papas, las flores iluminan y alegran nuestro día con miles de colores, si el sol brilla, si llueve en el tiempo justo y en la cantidad justa, si la tierra permanece calmada y si el mar no se mueve. No hablemos de los otros seres que se mueven y con quienes compartimos este planeta, para mejor o para peor, desde los animales domésticos hasta las langostas destructivas y los elefantes. 

Podemos llamar madre a la naturaleza, en sentido figurado. Pero también tenemos un Padre, literalmente, Creador del cielo y de la tierra y, es a Él a quien podemos dirigirnos en la oración de manera segura. Nunca olvidéis.

La madre naturaleza nos pone a todos juntos, para mejor o para peor. Pero podemos poner nuestra confianza completamente en Dios nuestro Padre, aun siendo tan débiles y vulnerables, y presentarle nuestras necesidades, las necesidades de las víctimas de los desastres naturales.

PRIMER VIERNES

Viernes 06 de enero

Textos Bíblicos para la Celebración

Jer 14, 17-22 la desgracia de mi pueblo
Apoc 21, 1-4 la nueva Jerusalén
Juan 9, 1-3 ni él pecó ni sus padres




Intención Misional

Desde hace demasiado tiempo en Oriente Medio perduran los conflictos, las guerras, la violencia, el terrorismo. La paz, que es don de Dios, también es el resultado de los esfuerzos de los hombres de buena voluntad, de las instituciones nacionales e internacionales, y en particular de los Estados más implicados en la búsqueda de la solución de los conflictos. Nunca debemos resignarnos a la falta de paz. La paz es posible. La paz es urgente. La paz es la condición indispensable para una vida digna de la persona humana y de la sociedad. 

Otra contribución que los cristianos pueden aportar a la sociedad es la promoción de una auténtica libertad religiosa y de conciencia, uno de los derechos fundamentales de la persona humana que cada Estado debería respetar siempre.  En numerosos países de Oriente Medio existe la libertad de culto, pero no pocas veces el espacio de la libertad religiosa es muy limitado.  Ampliar este espacio de libertad es una exigencia para garantizar a todos los que pertenecen a las distintas comunidades religiosas la verdadera libertad de vivir y profesar su fe. Este tema podría ser objeto de diálogo entre los cristianos y los musulmanes, diálogo cuya urgencia y utilidad ha sido ratificada por los padres sinodales.

Los cristianos, por su parte, están llamados por la misma fe en Dios, Padre del Señor Jesucristo, a vivir como hermanos que se encuentran en la Iglesia y colaboran en la edificación de un mundo en el que las personas y los pueblos «no harán daño ni estrago […], porque está lleno el país de la ciencia del Señor, como las aguas colman el mar» (Is 11, 9).

Ofrecimiento Diario

Sagrado Corazón de Jesús
Por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón
y me ofrezco contigo al Padre
en tu santo sacrificio del altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación de nuestros pecados
y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial por el Papa y sus intenciones
por nuestro Obispo y sus intenciones
por nuestro Párroco y sus intenciones

Amén.

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO


Director: Pbro. José Ángel Durán Guzmán
Correo Electrónico AO - Tibás: aotibas@gmail.com