jueves, 25 de agosto de 2011

Símbolo atanasiano a la Santísima Trinidad (Quicumque)


Hay verdades que aveces nos cuesta entender, incluso aceptar. Debemos pedir la gracia de Dios para creer, rogar para que nuestra fe sea siempre aumentada, en todas las enseñanzas de Nuestro Señor a través de la Iglesia, Mater et Magistra. ¿Cuál es el corazón de nuestra fe? ¿en qué creemos? la respuesta más simple que un cristiano católico puede y debería poder dar a esa respuesta es: creo en lo que dice el Credo. 

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice al respecto: "[26] Cuando profesamos nuestra fe, comenzamos diciendo: "Creo" o "Creemos". Antes de exponer la fe de la Iglesia tal como es confesada en el Credo, celebrada en la Liturgia, vivida en la práctica de los Mandamientos y en la oración, nos preguntamos qué significa "creer". La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida. Por ello consideramos primeramente esta búsqueda del hombre (capítulo primero), a continuación la Revelación divina, por la cual Dios viene al encuentro del hombre (capítulo segundo). y finalmente la respuesta de la fe (capítulo tercero). "

En la hermosa riqueza de nuestra Iglesia, podemos encontrar una versión del Credo, llamado Quicumque o Símbolo Atanasiano (atribuido a San Atanasio). Esta bellísima profesión de fe, nos ayuda a meditar la maravilla del misterio de la Santísima Trinidad y nos invita a dar gracias por la belleza que encierra nuestra fe.

Se recomienda y es costumbre rezarlo una vez al mes, especialmente en el tercer domingo, como signo de adoración y alabanza a la Santísima Trinidad (ver Encuentra.com).


Símbolo Atanasiano


Antífona

Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora y siempre (T.P. Aleluya)
Todo el que quiera salvarse, es preciso ante todo que profese la fe católica:
Pues quien no la observe íntegra y sin tacha, sin duda alguna perecerá eternamente.
Y ésta es la fe católica:

que veneremos a un solo Dios en la Trinidad Santísima y a la Trinidad en la unidad.
Sin confundir las personas, ni separar la substancia.
Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo.
Pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una sola divinidad, les corresponde igual gloria y majestad eterna.
Cual es el Padre, tal es el Hijo, tal el Espíritu Santo.
Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo.
Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo.
Y sin embargo no son tres eternos, sino un solo eterno.
De la misma manera, no tres increados, ni tres inmensos, sino un increado y un inmenso.
Igualmente omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no tres ominipotentes, sino un omnipotente.
Del mismo modo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios.
Y, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios.
Así el Padre es Señor, el Hijo es Señor, el Espíritu Santo es Señor.
Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor.
Porque así como la verdad cristiana nos obliga a creer que cada persona es Dios y Señor, 
la religión católica nos prohíbe que hablemos de tres Dioses o Señores.
El Padre no ha sido hecho por nadie, ni creado, ni engendrado.
El Hijo procede solamente del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado.
El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente.
Por tanto hay un solo Padre, no tres Padres:
un Hijo, no tres Hijos; 
un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos.
Y en esta Trinidad nada hay anterior o posterior, nada mayor o menor:
pues las tres personas son coeternas e iguales entre sí.
De tal manera que, como ya se ha dicho antes, hemos de venerar la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad.
Por tanto, quien quiera salvarse es necesario que crea estas cosas sobre la Trinidad.
Pero para alcanzar la salvación eterna es preciso también creer firmemente en la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo.
La fe verdadera consiste en que creamos y confesemos que Nuestro Señor Jesucristo; 
Hijo de Dios, es Dios y Hombre.
Es Dios, engendrado de la misma substancia que el Padre, antes del tiempo;
y hombre, engendrado de la substancia de su Madre Santísima en el tiempo.
Perfecto Dios y perfecto hombre: que subsiste con alma racional y carne humana.
Es igual al Padre según la divinidad; menor que el Padre según la humanidad.
El cual, aunque es Dios y hombre, no son dos cristos, sino un solo Cristo.
Uno, no por conversión de la divinidad en cuerpo, sino por asunción de la humanidad en Dios.
Uno absolutamente, no por confusión de substancia, sino en la unidad de la persona.
Pues como el alma racional y el cuerpo forman un hombre;
así, Cristo es uno, siendo Dios y hombre.
Que padeció por nuestra salvación: descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso:
desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Y cando venga, todos los hombres resucitarán con sus cuerpos, y cada uno rendirá cuentas de sus propios hechos.
Y los que hicieron el bien gozarán de vida eterna, pero los que hicieron el mal irán al fuego eterno.
Esta es la fe católica, y quien no la crea fiel y firmemente no se podrá salvar.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos.

Amén.

Antífona. Gloria a Tí, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre (T.P. Aleluya).

V. Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Tí mi clamor.

Los sacerdotes añaden:
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.

Oremos

Oh Dios todopoderoso y eterno, que con la luz de la verdadera fe diste a tus siervos conocer la gloria de la Trinidad eterna, y adorar la Unidad en el poder de tu majestad: haz, te suplicamos, que, por la firmeza de esa misma fe, seamos defendidos siempre de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.

R. Amén.


miércoles, 17 de agosto de 2011

Con el Papa por los frutos de la JMJ Madrid 2011


En este mes de agosto el Santo Padre nos ha pedido que oremos por la Jornada Mundial de la Juventud, que empezó ayer martes en la ciudad de Madrid, España.  Antes de partir hacia Madrid el Papa dijo: "Que vuestra oración me sostenga y acompañe en el viaje apostólico que mañana emprendo a España".

Entonces tenemos una gran alegría de estar orando y animando a que oremos por el Papa, por esta intención específica y por los abundantes frutos que se recogerán como resultado de esta hermosa actividad de la Iglesia.

El Papa cuenta con nuestra oración.  ¡Participemos de esta alegría y ganemos indulgencias!  Pidamos a San Benito especialmente:  por los frutos de la JMJ en España y por el Papa Benedicto XVI, quien ha encomendado a él, su papado.  Por toda la Iglesia, y para que se obtengan grandes frutos de conversión y vocaciones sacerdotales y religiosas.

San Benito, ruega por nosotros y por el Papa.




Oración a San Benito

Santísimo confesor del Señor;
Padre y Jefe de todos los monjes, 
intercede por nuestra santidad,
por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.
Destierra de nuestra casa y de nuestra vida,
las asechanzas del maligno espíritu.
Líbranos de funestas herejías, 
de malas lenguas y todo acto de hechicería.
Pídele al Señor que remedie nuestras necesidades
espirituales y corporales.
Pídele también por el progreso de la Santa Iglesia Católica;
y porque mi alma no muera en pecado mortal
para que así,
confiado en tu poderosa intercesión, 
pueda algún día en el Cielo, cantar las eternas alabanzas.
Amén.


sábado, 13 de agosto de 2011

Para encontrarse con Dios, ejercicios espirituales ignacianos


Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola

¿Ejercicios Espirituales?



Principio y Fundamento



Toma Señor y Recibid



Contemplación para ganar amor




Discernimiento ignaciano



En Costa Rica, Casa de Ejercicios Espirituales Ignacianos, San Isidro de Heredia.  Tel. 2268-3644, con Dorita.

sábado, 6 de agosto de 2011

La Transfiguración del Señor


Hoy se celebra la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo.  El relato de San Mateo de hoy (17, 1-9) nos hace reflexionar sobre:
  • Subir con Jesús al monte (oración)
  • Allí ser partícipe de la experiencia divina, la realidad sobrenatural de las cosas
  • Nuestra fragilidad que busca el consuelo y lo "lindo"
  • Caer en cuenta que Jesús sigue estando aquí con uno
Ver a Dios.  Necesitamos pureza para poder verlo, para poder ver con ojos sobrenaturales, la realidad. 
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt 5, 8)
"La pureza de corazón prepara para la visión de Dios cara a cara en la dimensión de la felicidad eterna. Sucede así porque ya en la vida temporal los limpios de corazón son capaces de ver en toda la creación lo que viene de Dios. En cierto sentido, son capaces de descubrir el valor divino, la dimensión divina, la belleza divina de toda la creación. De alguna manera, la bienaventuranza del sermón de la Montaña nos indica toda la riqueza y toda la belleza de la creación, y nos exhorta a saber descubrir en cada cosa lo que procede de Dios y lo que lleva a él. En consecuencia, el hombre carnal y sensual debe ceder, debe dejar lugar al hombre espiritual, espiritualizado. Es un proceso profundo, que supone esfuerzo interior. Sostenido por la gracia, da frutos admirables.


La pureza de corazón es, por tanto, una tarea para el hombre, que debe realizar constantemente el esfuerzo de luchar contra las fuerzas del mal, contra las que empujan desde el exterior y las que actúan desde el interior, que lo quieren apartar de Dios. Y, así, en el corazón del hombre se libra un combate incesante por la verdad y la felicidad. Para lograr la victoria en este combate, el hombre debe dirigirse a Cristo: sólo puede triunfar si está robustecido por la fuerza de su cruz y su resurrección. «Crea en mí, oh Dios, un corazón puro» (Sal 50, 12), exclama el salmista, consciente de la debilidad humana, porque sabe que para ser justo ante Dios no basta el esfuerzo humano."

Tomado de: 
5 de Agosto de 2010
S.S. Juan Pablo II, Dichosos los limpios de corazón
http://multimedios.org/docs/d000536/


ORACIÓN

Señor Dios, que en la gloriosa transfiguración de Jesucristo confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de Moisés y de Elías, y nos hiciste entrever en la gloria de tu Hijo la grandeza de nuestra definitiva adopción filial, haz que escuchemos siempre la voz de tu Hijo amado y lleguemos a ser un día sus coherederos en la gloria.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Tomado de: Liturgia de las horas - Laudes 6 de agosto.

martes, 2 de agosto de 2011

Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona de Costa Rica

Mons. Francisco Ulloa Rojas ante la imagen de la Virgen de los Ángeles


Saludamos a la Virgen con su Himno

¡Salve!


Hoy es fiesta.  Los peregrinos reciben la bendición papal por medio del Cardenal Francisco Robles Ortega, Arzobispo Metropolitano de Monterrey; a quien el Papa Benedicto XVI ha constituido "Legado Extraordinario Nuestro".  Lo envía para: 

"...que al llegar esa conmemoración el día 2 de Agosto, hagas patente Nuestra voz, que logre que el sentido y la prestancia de esa sagrada imagen, no sea sólo un objeto de admiración insigne, sino que también  sea ocasión de cultivar nuevos impulsos de una fe activa.

Mostrarás Nuestra Benevolencia a todos los que participen en esas solemnidades, y al mismo tiempo los exhortarás a vivir de nuevo aquella piedad siempre original hacia la Madre de la Iglesia.

Queremos que les impartas a todos, en Nuestro nombre y con Nuestra autoridad, la Bendición Apostólica, que sea signo de renovación espiritual y prenda de gracias sobrenaturales para el tiempo futuro."