sábado, 24 de diciembre de 2011

Natividad de Jesús 2011



Damos gracias a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo por este año 2011 que nos ha regalado.  Gracias por el regalo del bautismo, gracias Señor por el regalo de la vida eterna que nos has dado en tu hijo Jesús.  ¡Mil gracias Padre!

Contemplemos a Cristo, y que la Navidad llene nuestro corazón, y lo haga más semejante al de Él.

¡Bendiciones!

¡FELIZ NAVIDAD LES DESEAMOS!


Reflexión "Si Jesús naciera hoy".  Canción "Señales de vida" por Teresa Parodi.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Navidad en Familia: IV Domingo Adviento 2011


¡Ánimo, Él ya viene!




Cuarto Domingo de Adviento: La Presencia de Dios en Nuestra Familia

En el nombre del Padre, del Hio y del Espíritu Santo.

Se encienden las tres velas de los domingos anteriore y se lee la lectura del Evangelio, según san Mateo 7,24-25:
7:24 Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
7:25 Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.

Palabra de Dios
Gloria a Tí, Señor Jesús.

Se comparten los comentarios entre todos los presentes

Vela

Encender la última vela del Adviento

Reflexión

Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: ¿de qué manera se ha manifestado la presencia de Dios en nuestra familia durante el año? ¿lo hemos dejado actuar entre nosotros? cada uno podrá responder si desea.

Propósitos

Después de la lectura anterior, cada uno de los miembros de la familia, dirá cuál es su propósito para la semana y se comprometerá a cumplirlo.

Acción de gracias

Amado Jesús, en tu nombre pedimos al Espíritu Santo que derrame todos sus dones sobre nuestra familia y la familia _____________________________.  

El don de Amor, para poder amar a Dios sobre todas las cosas y a los demás como a nosotros mismos.

El don de Sabiduría, para que siempre estemos dispuestos a actuar bajo la luz divina.

El don del Discernimiento, para saber escoger el camino de la verdad que nos lleve a ganar el tesoro del Reino de los Cielos.

El don de Consejo, para que podamos, por medio del conocimiento y palabras de amor, ser capaces de orientar a nuestra familia y a todos quienes pidan nuestro consejo, de manera que cada palabra nuestra sea luz para otros.

El don de la Fortaleza, para que podamos soportar todas las pruebas y habamos siempre la Divina Voluntad del Padre, especialmente en los momentos difíciles.

El don de Gozo, para que podamos estar siempre con alegría y serenidad a pesar de los problemas que puedan existir.

El Espíritu de Sanación, para que cure en nosotros todas las heridas y haga crecer elamor entre los miembros de nuestra familia, parroquias y comunidades.

El don de Aceptación de los sufrimientos, como una prueba de amor por Dios, dándole al sufrimiento un sentido nuevo que produce gozo y libertad.

El don de Entrega y Abandono a tu Divina Voluntad.

Amén.

Oración Final

Padre, que nos has dado una familia en la cual te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir teniéndote siempre presente en nuestras vidas.  Te pedimos que en esta Navidad regales a nuestra familia y a la familia ____________________________ el quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras familias.  Amén.

Todos los miembros de la familia se toman de las manos para rezar juntos un Padre Nuestro.  Se encienden las luces.



domingo, 11 de diciembre de 2011

Navidad en Familia: III Domingo de Adviento 2011



No son necesarias muchas palabras para preparar esta semana que empezamos hoy.  ¿Es difícil estar alegre? Quizá muchas veces no lo estamos porque olvidamos un motivo profundo por qué estarlo, o simplemente por qué estar.  Sin embargo, basta recordar.  Y si no nos llega un motivo, concentrarnos más en observar, las razones ya están en nosotros, sólo necesitan de una mirada atenta.  

El motivo de la alegría cristiana y que es la causa de nuestra alegría es la cercanía de la llegada de Jesús.  En medio de nuestro camino de preparación, nos alegramos ¡pero de verdad!

¡Gaudete! Este domingo se llama así por la primera palabra del Introito (inicio) de la Misa, Gaudete significa: Regocíjense.  Ver Domingo de Regocijo en la Enciclopedia Católica.

Entonces ¿qué esperamos? ¿Qué estamos haciendo? Empecemos, ya.  

Tercer Domingo de Adviento: Ser mejor en familia

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se encienden las dos velas de los domingos anteriores, se apagan las luces y se lee la lectura del Evangelio según san Mateo 5, 13-16:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- 13 Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
14 Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. 15Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
16 Alumbre así vuestra luz a los hombres para que vean vuestra buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.
Palabra de Dios.  Gloria a tí, Señor Jesús.

Se comparten comentarios entre todos los presentes.

Vela

Se enciende la tercera vela de Adviento

Reflexión

Después de la lectura anterior, se guardan unos minutos en silencio y se hace la siguiente pregunta: ¿qué hago yo para que mi familia sea mejor? ¿cómo ayudo a otras familias a serlo? Cada miembro de la familia puede responder en voz alta si desea.

Propósitos

Cada miembro pensará en un propósito para ayudar a la familia por la que oran y se comprometerá a cumplirlo.

Acción de gracias

El padre de familia (o cualquier otro miembro de la familia, si él no se encuentra) hace la siguiente oración:

Espíritu Santo, tú que diriges los caminos de aquellos que queremos servir a Dios, concédenos a mí y a ________________________ (se dice el nombre del padre de la otra familia, en su ausencia se puede decir el nombre de la madre o el abuelito, o de cualquier otro miembro de la familia) la sabiduría para ser mejor en nuestro hogar y guiar a nuestra familia.  Regálanos el don de la fortaleza para tomar la decisión precisa en el momento indicado.  Permítenos cumplir con nuestra tarea cotidiana sin que la fatiga nos acose, para que tu asistencia amorosa podamos entregar a nuestra familia los resultados de nuestros trabajo honesto.  Amén.

Oración Final

Padre, en nuestra familia y en la familia ______________________________ crecemos y aprendemos a ser mejores, te pedimos hoy que nos ayudes a ser familias cristianoas y ser un buen ejemplo para los que nos rodean.  Te pedimos fuerzas para mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestras familias sean mejores cada día.  Amén.

Final

Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre Nuestro.  Se encienden las luces.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Navidad en Familia: II Domingo de Adviento 2011



Nos acercamos y el tiempo pasa rápido, nos decía hoy el sacerdote, ¿cómo nos estamos preparando para la Navidad?

Como parte de la preparación de Adviento, un par de miembros del AO - Tibás participamos de un miniretiro impartido por el misionero comboniano, padre Mosqueta, famosísimo en estos lares.  Rescatamos y compartimos un par de cosas que pueden servirnos para profundizar este camino que estamos siguiendo para preparar la venida del Señor en Navidad.

La primera es su explicación (a modo de introducción) sobre la repetición de los tiempos litúrgicos en la Iglesia.  Podemos tener la impresión de que por repetirse siempre las mismas fiestas litúrgicas, es un círculo cerrado, sin progreso.  La liturgia es fruto de la pedagogía de la Iglesia que nos va conduciendo a un progreso espiritual.  Por ejemplo, las celebraciones de fechas importantes, se repiten. ¿por qué? por que detrás de la celebración hay un valor que queremos subrayar (cumpleaños = valor de la vida, aniversario de bodas = el amor que nos ha unido).  Pero los valores, no se asimilan de una sola vez, sino paulatinamente.  Si no los cuidamos aunque hayan alcanzado cierto nivel, se vuelve hacia atrás.  Esto también pasa en la vida espiritual por ejemplo con la vida de oración, debe ser constantemente alimentada.  La vida espiritual no es algo lineal, sino como una espiral en ascenso.  Vuelve sobre los mismos valores para perfeccionarlos y acrecentarlos.  En las celebraciones litúrgicas no solo actuamos nosotros sino también la gracia, y nos hace partícipes con mayor profundidad.  Cuando celebramos un misterio Cristo está actuando en nosotros y está aplicando en nosotros la gracia del misterio que estamos celebrando.  Es un memorial, y en cada memorial hay una gracia específica para los que participan.  El valor propio bíblico especial del tiempo de Adviento es la esperanza.  Es una esperanza activa.  En cada celebración litúrgica del misterio, Cristo viene con toda la riqueza de la gracia.  Cuánto recibo, depende de mí.

La segunda, está enmarcada dentro de la reflexión que hizo sobre la Virgen María como modelo del Adviento.  Ella fue la primera y la que mejor ha vivido el Adviento en toda la historia.  Si nos la da, debemos aprovechar, ella es modelo e intercesora.  Que la Virgen nos preste sus actitudes.

-Llena de Gracia.  Hay una iniciativa de Dios.  También en María no está primero la respuesta de ella al amor de Dios, sino primero el amor gratuito.  En griego, "llena de gracia" es mucho más preciso.  Tú eres la que ha sido llena de gracia desde el principio y hasta ahora (Inmaculada Concepción).  Nunca la ha alcanzado el pecado, ni de ella personal, ni el de Adán.

-No es el hijo del hombre.  Es hijo del poder y la gracia de Dios a través del Espíritu Santo.  La gracia de Dios, no la ha merecido María.  María ha dado la respuesta al don de Dios.  Respuesta: asombro.  Mide la distancia entre lo que ella es y el proyecto de Dios.  Nos sentimos pequeños, desproporcionados.  Hace una pregunta que no es duda, es aclaración.  ¿Cómo puede suceder esto si yo permanezco virgen?  el ángel responde.  Ella responde.  Yo soy la esclava del Señor...  Mi vida no es mía, Dios es mi Señor.  Amorosa, filial.  María no le entrega su vida a Dios a partir de la anunciación.  Nos damos cuenta que ha sido la actitud de siempre, pero la reafirma.  Ejemplo, Asumir en Adviento, abandonarnos en manos de Dios.  Dios es amor.  No se va a "aprovechar de mi vida", sino que la va a guiar.  Fíate de Dios.  Dios nunca entra en la vida de nadie para amargarle la vida al hombre.  Dios se ha amargado la vida por amor a nosotros.  No hay que pretender verlo todo, entendenderlo todo.  Se fía de Dios.  Tirarse al vacío, salto a los brazos de mi Padre.  María se entrega.  Visita a su prima Santa Isabel.  La gente llena de Dios siempre sorprende.  Se fue a prisa a servir a la anciana prima.  Se estima que son unos 150 Km de Nazareth a la montaña de Judea.  Denota una madurez, capaz de tomar decisiones, afrontar situaciones de la vida.  Juan Pablo II señaló que ese viaje es la primera procesión de Corpus.  Durante tres meses en la casa de la prima hace oficios domésticos, al servicio de los demás.  María anticipa actitudes que serán de Jesús.  Además, llega a compartir la gracia.  Isabel iluminada por el Espíritu Santo.  Primer acto de fe de Isabel.  María no lo había comunicado, Isabel conoció.  
Gracias a la Providencia Divina y al Padre Mosqueta por las luces que nos dejó para este año.  Ahora sí, compartimos el camino de la segunda semana de Adviento.


Segundo Domingo de Adviento: La servicialidad en la familia

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén.

Se enciende la vela del domingo anterior, se pagan las luces y se lee el Evangelio de san Marcos 10,43-45:
"No ha de ser así entre vosostros; antes, si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate de muchos."
Esta es Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Compartir comentarios entre los presentes.

Vela

Se enciende la segunda vela de Adviento

Reflexión

Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: en nuestro hogar ¿cómo nos ayudamos unos a otros diariamente? y, como familia, ¿cómo ayudamos a otras familias? Cada miembro de la familia, si lo desea, puede responder en voz alta la respuesta.

Propósitos

Después de la reflexión anterior, cada quien pensará en un propósito para cumplir en la semana.

Acción de gracias

La madre de familia hace la siguiente oración:

Espíritu Santo, ilumínanos a mí y a _______________________ (decir el nombre de la madre de la otra familia) para que cuidemos a los nuestros con el amor que tu madre cuidó de ti.  Ilumínanos para que, al igual que la Madre de nuestro Salvador, vivamos bajo tu transformante acción, agradando al Padre en cada uno de nuestros actos, y para que fluya de nosotras la caridad a fin de constituir una familia cristiana donde reine la paz, el amor, la sinceridad y donde el odio, el egoísmo y la desesperanza no tengan cabida.  Haznos comunicativas, para poder dar a los que dios nos ha encargado, todo nuestro celo y protección.  Amén.

Oración Final

Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices, te pedimos bendecir nuestra familia y la familia ____________________.  Bendice nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de estas dos familias.  Amén.

Final

Todos los miembros de la familia se toman de las manos y rezan juntos un Padre Nuestro.  Se encienden las luces.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Intenciones del Papa: Diciembre 2011


Diciembre 2011

A partir de este nuevo año litúrgico vamos a seguir compartiendo un breve comentario mensualmente que replica la síntesis que se entrega en la pequeña hojita que distribuimos en papel.  Esperamos sea un incentivo a orar por las intenciones de nuestro Pastor, y a hacerlo con más conciencia de los problemas por los que se nos pide orar.

Intención General: Para que todos los pueblos de la tierra crezcan en la concordia y la paz por medio del conocimiento y el respeto mutuos.

Intención Misional: Para que los niños y jóvenes sean mensajeros del Evangelio y para que su dignidad sea siempre respetada y preservada de toda violencia y explotación.

Reflexión

Intención general

El deber de respetar la dignidad de El deber de respetar la dignidad de cada ser humano, en el cual se refleja la imagen del Creador, comporta como consecuencia que no se puede disponer libremente de la persona. Quien tiene mayor poder político, tecnológico o económico, no puede aprovecharlo para violar los derechos de los otros menos afortunados. En efecto, la paz se basa en el respeto de todos. Consciente de ello, la Iglesia se hace pregonera de los derechos fundamentales de cada persona. En particular, reivindica el respeto de la vida y la libertad religiosa de todos. El respeto del derecho a la vida en todas sus fases establece un punto firme de importancia decisiva: la vida es un don que el sujeto no tiene a su entera disposición. Igualmente, la afirmación del derecho a la libertad religiosa pone de manifiesto la relación del ser humano con un Principio trascendente, que lo sustrae a la arbitrariedad del hombre mismo. El derecho a la vida y a la libre expresión de la propia fe en Dios no están sometidos al poder del hombre. La paz necesita que se establezca un límite claro entre lo que es y no es disponible: así se evitarán intromisiones inaceptables en ese patrimonio de valores que es propio del hombre como tal. 

Un elemento de importancia primordial para la construcción de la paz es el reconocimiento de la igualdad esencial entre las personas humanas, que nace de su misma dignidad trascendente. En este sentido, la igualdad es, pues, un bien de todos, inscrito en esa “gramática” natural que se desprende del proyecto divino de la creación; un bien que no se puede desatender ni despreciar sin provocar graves consecuencias que ponen en peligro la paz. Las gravísimas carencias que sufren muchas poblaciones, especialmente del Continente africano, están en el origen de reivindicaciones violentas y son por tanto una tremenda herida infligida a la paz.


Comentario Pastoral

No hay relación de amor o concordia (que significa literalmente "con-corazón”) sin conocimiento y respeto mutuo. No se ama verdaderamente lo que no se conoce verdaderamente. No se conoce verdaderamente lo que no se respeta en la igualdad y en la diferencia de un modo que de vida a todos. La reconciliación es necesaria cuando esta relación mutua de conocimiento profundo y de respeto discernido es rota. La reconciliación es una de las tareas que se presenta siempre como desafío en el corazón de cada cristiano, cada familia y grupo social, entre pueblos y naciones.

La oración es ponerse en contacto directo con la fuente de amor divino que es capaz de perdonar lo imperdonable... y así sanar toda herida de división e injusticia. En el amor insondable de Dios, misteriosamente, toda reconciliación es posible. Esa es nuestra fe y esperanza, esa es nuestra alegría. No es el odio el que tiene la última palabra sino el Amor y la Paz.

PRIMER VIERNES

Viernes 02 de diciembre


Textos Bíblicos para la Celebración

Sal 85, 10-13 La Justicia y la paz se besarán
Ef 2, 14-22
Mt 5,9

Intención misional:

La imagen del Niño Jesús, con la ternura de su infancia, nos permite además percibir la cercanía de Dios y su amor. Comprendemos lo preciosos que somos a sus ojos porque, precisamente gracias a él, nos hemos convertido a nuestra vez en hijos de Dios. Todo ser humano es hijo de Dios y por lo tanto hermano nuestro y, como tal, debe ser acogido y respetado. Que nuestra sociedad comprenda esta realidad. Entonces cada persona sería valorada no por lo que tiene, sino por lo que es, pues en el rostro de cada ser humano, sin distinción de raza ni de cultura, brilla la imagen de Dios.

Esto vale sobre todo para los niños. En el Santo Niño de Praga contemplamos la belleza de la infancia y la predilección que Jesucristo siempre manifestó hacia los pequeños, como leemos en el Evangelio (cf. Mc 10, 13-16). ¡Cuántos niños, en cambio, no son amados ni acogidos ni respetados! ¡Cuántos son víctimas de la violencia y de toda forma de explotación por parte de personas sin escrúpulos! Que se reserve a los menores el respeto y la atención que se les debe: los niños son el futuro y la esperanza de la humanidad.

Deseo ahora dirigiros unas palabras en particular a vosotros, queridos niños, y a vuestras familias. Habéis venido en gran número a encontraros conmigo y os lo agradezco de corazón. Vosotros, que sois los predilectos del corazón del Niño Jesús, corresponded a su amor y, siguiendo su ejemplo, sed obedientes, amables y caritativos. Aprended a ser, como él, el consuelo de vuestros padres. Sed verdaderos amigos de Jesús y recurrid a él siempre con confianza. Rezadle por vosotros mismos, por vuestros padres, familiares, maestros y amigos, y rezadle también por mí. Gracias de nuevo por vuestra acogida y de corazón os bendigo, mientras invoco sobre todos la protección del Santo Niño Jesús, de su Madre Inmaculada y de San José. 


Ofrecimiento Diario

Sagrado Corazón de Jesús
Por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón
y me ofrezco contigo al Padre
en tu santo sacrificio del altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación de nuestros pecados
y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial por el Papa y sus intenciones
por nuestro Obispo y sus intenciones
por nuestro Párroco y sus intenciones

Amén.

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO


Director: Pbro. José Ángel Durán Guzmán
Correo Electrónico AO - Tibás: aotibas@gmail.com

domingo, 27 de noviembre de 2011

Navidad en familia: I Domingo de Adviento 2011



Este tiempo de Adviento que iniciamos hoy, la Iglesia en la Arquidiócesis de San José, nos propone vivir una Navidad en familia.  Este camino nos hace retomar el concepto de familia cristiana en un mundo que no sabe ya qué es una familia, y nos invita a vivir unas "felices fiestas" en lugar de una "feliz Navidad" para dejar de lado el misterio que celebramos, el evento más trascendente en la historia de la humanidad que ha marcado un antes y un después: la Natividad de Dios.  Dios nació como uno de nosotros.

Este camino lo vamos a vivir en nuestra Parroquia San Juan Bautista, a través de la corona de Adviento.  Cada domingo avanzaremos con la Oración en torno a la Corona de Adviento.

Oración en torno a la Corona de Adviento


Motivación

Se ha pasado el año...¡qué rápido se fue!

¿No les parece como que fue ayer que celebramos la Navidad?  pues bien, aquí estamos otra vez frente a una nueva oportunidad, dispuestos a vivir de nuevo, con mayor conciencia y significado este tiempo dque la Iglesia nos propone.

Adviento 2011

El adviento consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo.  Su duraciíon es de 21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la festividad de la Navidad.  Para los cristianos, este es un tiempo de reflexión y de perdón para renovar la esperanza en la segunda venida de Cristo Jesús.

La Corona de Adviento

Cada año la Iglesia invita a las familias a preparar la corona de Adviento, pero no como un adorno para la mesa, para sentirnos en "Navidad" o para que huela a ciprés fresco; el primer objetivo de la corona de Adviento es orar en familia.

Los elementos

Circular.  La corona es un círculo, no tiene principio ni fin.  Es señal del amor de Dios que es eterno. 
Verde.  Está hecha de ramas verdes que simbolizan la esperanza y la vida, ejes fundamentales de la fe cristiana.
Velas.  Debe llevar cuatro velas, tres moradas que simbolizan la espera, la penitencia y el perdón; y una color rosado, que simboliza la alegría y gozo.

Cada familia la decora a su gusto, se lleva a bendecir los primeros domingos de Adviento y se coloca en el centro de la mesa del comedor para orar en familia diariamente, de manera especial cada domingo.

La oración en torno a la corona

Este año la propuesta en torno a este signo es dedicar la oración no solo por las intenciones de nuestra propia familia, sino también, por las necesidades, anhelos e intenciones de otra familia que elijamos (adoptemos espiritualmente una familia).

Esta familia elegida puede ser pariente o no, pueden ser amigos, conocidos, y pueden saber o no que estamos orando por ellos.  Por ejemplo, tenemos una familia amiga que está afrontando la enfermedad de uno de sus hijos, si deseamos compartirle el hecho que estamos orando por ella, se puede hacer.

Si hemos elegido una familia con la que no tenemos contacto frecuente, ya sea porque recién los conocimos, o los vimos solamente una vez, no es necesario que ellos sepan que oramos por sus intenciones y necesidades espirituales y materiales.  Para vivir el Adviento este año, la Arquidiócesis de San José propone el siguiente esquema para cada domingo, que nos guiará en los momentos de reflexión y oración.

Primer Domingo de Adviento: El Amor familiar

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Se apagan las luces.  Se lee el texto del Evangelio según San Juan 3, 7 -11

"No te extrañes de que te haya dicho: 'Ustedes tienen que renacer de lo alto'. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu". "¿Cómo es posible todo esto?", le volvió a preguntar Nicodemo. Jesús le respondió: "¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. "
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Oración

Que esta oración nos ayude a perparar los corazones de cada uno de los que formamos esta familia y los miembros de la familia ____________________________ (se menciona los apellidos de la familia elegida, ej. Familia Rojas Marín) para tu llegada el día de Navidad.

Vela

Se enciende la primera vela y se presenta la petición por la familia que hemos elegido. 

Reflexión

En silencio cada uno ora por la intención.  Si los miembros de la familia lo desean, pueden hacer su propia petición.

Acción de gracias

Oh Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste un modelo perfecto de vida familiar vivida en la fe y la obediencia a tu voluntad, te damos gracias por nuestra familia y por la familia ________________________.  Concédenos la fuerza para permanecer unidos en el amor, la generosidad y la alegría de vivir juntos.  Ayúdanos en nuestra misión de transmitir la fe que recibimos de nuestros padres.  Abre el corazón de nuestros hijos para que crezca en ellos la semilla de la fe que recibieron en el bautismo.  Fortalece la fe de nuestros jóvenes, para que crezcan en el conocimiento de Jesús.  Aumenta el amor y la fidelidad en todos los matrimonios, especialmente aquellos que pasan por momentos de sufrimiento o dificultad.  Derrama tu gracia y tu bendición sobre todas las familias del mundo.  Unidos a José y María, te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.  Amén.

Oración final

Dios Padre, gracias por darnos una familia.  Te pedimos que, ahora que comienza el Adviento, en nuestra familia y en la familia _________________________ podamos demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más unidos.  Te pedimos llenar nuestro hogar y el hogar de la familia __________________________ de tu amor divino.  Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.  Amén.

Final

Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre Nuestro.  Se encienden las luces.

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viernes, 18 de noviembre de 2011

Coronilla de Reparación al Corazón Eucarístico de Jesús



Cuando nos sentimos agradecidos, sentimos un gran impulso de hacer algo bueno por esa persona.  Sabemos que muchas veces, nuestro regalo no compensa de ninguna manera el favor recibido, sin embargo, queremos expresar de esa forma nuestro agradecimiento. 

Queremos compartir que hoy ofrecemos las témporas de acción de gracias, y en la homilía se meditó el pasaje de la curación de los diez leprosos. Jesús nos enseña que pedirle y obtener de Dios, es sólo una parte de la fe.  Debemos trascender en el amor.  Dando gracias el leproso que regresa recibe la salvación.  Los otros ya viéndose sanados se olvidaron de ir al Templo o de agradecer a su benefactor.  

¿Cuántas veces se nos olvida que todo es don de Dios? nuestro, sólo el pecado. ¿Qué otra forma más sencilla de agradecer, que amar?

Hoy proponemos hacer reparación.  Reparar significa recompensar con mayor amor por el fracaso en el amor a causa del pecado; significa restaurar la que fue injustamente tomado y compensar con generosidad por el egoísmo que causó la injuria. Tomado de: Corazones.org  Jesús está presente en el Santísimo Sacramento visible y expuesto, dando amor.  ¿Qué respuesta recibe de nosotros?

En este mundo que va de escándalo en escándalo, poco hacemos si no ponemos remedio.  Este ejercicio espiritual de reparar el daño que otros cometen o que uno mismo hace por faltar al amor, es uno de los rasgos característicos de la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús.  Él le dijo a Santa Margarita de Alacoque: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverancia y desprecio, en este sacramento de amor".  Podemos ofrecer esta pequeña oración, especialmente en preparación a la Solemnidad de Cristo Rey que celebraremos el domingo.


Coronilla de Reparación al Corazón Eucarístico de Jesús


Vosotras almas reparadoras estáis llamadas a reparar todo desdén, todo irrespeto, toda irreverencia que recibo en mi dulce prisión de amor Divino.

Vosotras, almas reparadoras: repetid desde la profundidad de vuestro corazón las dos oraciones de Fátima, oraciones que son actos sublimes de reparación.

Uníos al apostolado de la reparación.

En vez del Padre Nuestro decid:

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de las ofensas, sacrilegios e indiferencias con los que Él es ofendido.  Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.

En vez de las diez Ave Marías:

¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman.

En vez del Gloria:

Por siempre sea adorado, mi Jesús Sacramentado.

Al final de la coronilla se dice tres veces:

Corazón agonizante de Jesús, reparo toda irreverencia contra vuestro Corazón Eucarístico.


viernes, 11 de noviembre de 2011

Hay que elegir amar



Meditar en la vida de Jesucristo debe ser nuestra máxima preocupación (Imitación de Cristo, 1,1).  ¿Para qué?  También nos lo dice T. de Kempis: "la enseñanza de Cristo es superior a la de todos los santos, y quien posea su espíritu encontrará en ella un maná escondido.  Pero acontece que muchos, auqnue escuchen con frecuencia el Evangelio, sienten poco deseo de practicarlo, porque no tienen el espíritu de Cristo.  Por lo tanto, el que quiera  comprender y saborear plenamente las palabras del Maestro debe asimilar toda su vida a la de Cristo." (Imitación de Cristo, 1, 2).

¿Cuál es el Espíritu de Cristo? ¿A qué lo conduce? sólo a amar, en todo momento a amar.  Porque amando cumple perfectamente la voluntad del Padre.  Y es a eso nada menos, a lo que estamos llamados.  

¿Por qué nos cuesta tanto darnos cuenta de que vivimos sin tener o seguir el espíritu de Cristo?  Hace unos días durante la formación parroquial de los primeros lunes, que nos explicaba la importancia del domingo para los cristianos, su referente histórico y el compromiso que encierra recibir a Cristo e ir a comunicarlo con obras de misericordia; un servidor un poco estupefacto reconocía que era la primera vez que se le presentaba esta enseñanza.  El domingo hay que vivirlo yendo a misa y haciendo obras de misericordia en consecuencia.  

Esto nos deja una gran enseñanza.  Podemos estar viviendo nuestro cristianismo sin evidencias concretas del amor a nuestros hermanos. Incluso podemos estar sirviendo muchos años a la Iglesia y no haber comprendido el compromiso que nos exige el amor.  Hay que disponernos a amar.  Hay que elegir amar.  Constantemente.

Para reflexionar:

¿En qué me comprometo diariamente a expresar mi amor? ¿Cuál obra de misericordia nunca he practicado? 

lunes, 10 de octubre de 2011

Sétimo encuentro: (Semana Bíblica) Dichosos ustedes cuando los insulten y persigan por mi causa


Con este encuentro terminamos la serie de esta 18a Semana Bíblica, 2011.  Hemos venido reflexionando sobre las Bienaventuranzas siguiendo el siguiente documento:  Equipo Nacional de Biblistas, CENECAT (Centro Nacional de Catequesis). 2011. 18a Semana Bíblica: Las Bienaventuranzas (Mateo 5: 1-11). CENECAT, Costa Rica. 58 p.  Hemos resumido y adecuado los textos para presentarlos en este blog.

Celebraremos las dos últimas bienaventuranzas que no son más que una propuesta de vida y libertad ofrecida por Jesús, lo que tiene que ver con una vida buena y nueva, mediante nuevos caminos de convivencia y relación con los demás.

Según el Documento de Aparecida de la Iglesia Latinoamericana, la condición humana y la sociedad latinoamericana en general, se encuentran cada vez más amenzadas por los cambios negativos que también conlleva la globalización (idolatría del mercado y el lucro, la disminución del Estado benefactor, la inequidad, violencia, corrupción, impunidad, el hedonismo y demás males endémicos), que persiguen y amenazan con el desamparo y la infelicidad a millones de personas pobres y excluidas en nuestro continente.

El mensaje de las bienaventuranzas es urgente y actual, pues nos invita como creyentes y seguidores de Jesús, a que, lejos de permanecer indiferentes al mundo y sus problemas, asumamos un nuevo estilo de vida, nuevos desafíos y responsabilidades en nuestra relación con las otras personas y la naturaleza, para celebrar la vida, el gozo y la libertad mediante la entrega al servicio del Reino de Dios y su justicia.

Nos escuchamos

¿Quiénes son las personas más afortunadas, dichosas y felices según los criterios de la sociedad actual? ¿Cuáles son las personas más desventuradas, perseguidas, calumniadas y violentadas hoy día? ¿Acaso las mujeres, los migrantes, los defensores de la naturaleza, los pobres, las comunidades indígenas, los agricultores, los campesinos, los jóvenes...? ¿Cómo Iglesia o comunidad de creyentes cómo podremos crear una sociedad más justa, igualitaria y feliz?

Escuchamos la Palabra de Dios

Invocación al Espíritu Santo



Encendemos una vela

Leemos en silencio y meditamos:

"Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de elllos es el Reino de los Cielos.  Dichosos cuando los injurien y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa (Mt 5, 10-11)."

Reflexionamos

El texto de la Bienaventuranzas nos sigue desafiando y proponiendo un estilo de vida alternativo en lo personal y lo colectivo, mediante el cual los seres humanos, sin exclusión, podamos encontrar el bienestar y la auténtica felicidad.

¿Cuál es el mensaje central que nos desea transmitir el texto que leímos? ¿Jesús estaba conforme con lo que sucedía en su tiempo con los pobres, los enfermos y los denigrados y perseguidos? ¿Qué nos quieren decir hoy las Bienaventuranzas a cada uno de nosotros, a nuestra comunidad e Iglesia?

Vamos más a fondo

Resulta importante recordar que Jesús se movía, como profeta itinerante, por toda Galilea, proclamando la Buena Nueva del Reino de Dios, enseñando, sanando y aliviando el dolor de las personas más sufridas, enfermas y oprimidas por el Imperio romano y por el "yugo" impuesto por la vida y por algunos líderes religiosos de la época.

Para el Evangelio de Mateo, Jesús, es, al igual que Moisés, el pastor, el organizador y el maestro del nuevo pueblo de Dios. Por eso, lo describe subiendo la montaña y sentándose para enseñar al pueblo el nuevo proyecto de Dios.  No se trata de nuevos mandamientos u obligaciones, sino de una propuesta de vida para quienes quieran seguirlo y que así venga el Reino de Dios.  No se trata de nuevos mandamientos u obligaciones, sino de una propuesta de vida para quienes quieran seguirlo y que así venga el Reino de Dios y su justicia.  Es un nuevo modo de vida según los valores del Reino (éticos, religiosos y sociales), que pretende transformar la realidad al traer justicia, libertad, vida y dicha al pueblo, conforme al Proyecto divino.

Recordemos que la Palestina de Jesús, la vida del pueblo resultaba insoportable, tanto por las políticas de la Administración romana y judía como por las leyes y normas agobiantes que algunos dirigentes religiosos habían  creado, haciéndole creer que era la voluntad de Dios.  Ante esta situación, la gente más pobre y sencilla era incapaz de conocer y observar aquellos complicados y excesivos preceptos, por lo que se sentían olvidados por Dios y fuera del Plan divino.  Sin duda, esta realidad resultaba aplastante, pues además del sufrimiento y la carencia material, debían soportar también una gran carga emocional y espiritual que no propiciaba condiciones para una existencia digna y de bienestar.

Jesús se conmueve con aquella realidad injusta y se muestra profundamente sencible y compasivo ante el sufrimiento humano, por lo que atendiendo a la justicia de Dios, propone las Bienaventuranzas para hacer ver lo que está mal o equivocado, y para que la dicha, la vida y la libertad florezcan entre el pueblo.  Pero, quienes asumen con coherencia esta nueva alternativa de vida y dan testimonio, entran en conflicto con el orden establecido y con quienes tienen el poder, por lo que, tácita o abiertamente, son perseguidos, calumniados o muertos, como lo experimentó el propio Jesús.

El Evangelio de San Mateo, escrito para comunidades de origen judío, que conocían las Escrituras, quienes vivieron o conocieron la resistencia judía contra Roma de los años 66-70, así como la destrucción de Jerusalén, tiempos en que el único grupo judío a cargo del pueblo era el de los fariseos (Mt 23).  Esta nueva situación causó fricciones y tensiones locales, y quizá provocó que la comunidad de Mateo fuera injuriada y perseguida por proclamar y vivir las enseñanzas de Jesús.

Es claro que los dos versículos estudiados aluden a quienes viven el cristianismo, pero específicamente a los predicadores o misioneros del Evangelio, que se atrevieron a desenmascarar y denunciar la injusticia.  Sin duda, estas Bienaventuranzas nos resultan cercanas y familiares, pues la historia de América Latina está sembrada de experiencias y de testimonios similares, donde muchos creyentes han sufrido injurias, persecución y muerte por dar testimonio del Reino de Dios y su justicia.

Por eso, la lucha por la justicia conlleva la cruz y el conflicto con los opresores.  La opción por los pobres acarrea el enfrentamiento con quienes originan la miseria o la pobreza.  Pero sólo esa lucha posibilita la irrupción del Reino de Jesús:  Jesús de Nazareth (...) pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el demonio.  Lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día (Hch 10, 37-43).  Podemos traducir estas bienaventuranzas así: "es luchar en favor de la liberación personal y social de nuestras comunidades".

El sacerdote diocesano de Málaga, Pbro. Gonzalo Martín presenta la meditación de estas bienaventuranzas del libro "Jesús de Nazareth", de Benedicto XVI.  



Escuchamos la invitación de la Palabra

Sigamos con atención esta meditación del Pbro. Ignacio Larrañaga O.F.M.Cap.



Oramos



¿Qué no harán conmigo? - Alfareros



viernes, 30 de septiembre de 2011

Sexto encuentro (Semana Bíblica): Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios



Nos encontramos de nuevo con la Palabra de Dios en esta 18a Semana Bíblica, meditando las bienaventuranzas.  Estamos siguiendo la propuesta del CENECAT para este año.  Hemos resumido y adecuado los textos para presentarlos en este blog.  Estamos usando el siguiente folleto:  Equipo Nacional de Biblistas, CENECAT (Centro Nacional de Catequesis). 2011. 18a Semana Bíblica: Las Bienaventuranzas (Mateo 5: 1-11).  CENECAT, Costa Rica. 58 p. 

Hemos venido estudiando y meditando esta Palabra, deseando encontrar juntos, caminos de vida según el Proyecto de Dios, anunciado y vivido por Jesús.  Cada bienaventuranza, cada "dichosura" nos revela un aspecto de la vida de Jesús, quien, pasando por la cruz, alcanzó la resurrección, siempre consecuente con su misión de anunciar y vivir el Reino del Padre.

Nos escuchamos

Es importante observar el mundo en que vivimos, desde nuestro barrio, el medio de trabajo; desde nuestro cantón, el país entero, el continente, todos los continentes, para preguntarnos: ¿Qué actitudes mueven a los que dirigen esta realidad que vivimos? ¿Qué buscan realmente los que planifican sus negocios y su influencia en un país y en otro, especialmente los países ricos en los menos favorecidos? ¿Cuáles situaciones violentas en Costa Rica y el mundo, se están viviendo? ¿Conocemos a alguien que trabaje por la paz en la familia, el barrio, el mundo o la Iglesia? ¿A qué nos invitan esas personas?

Escuchamos la Palabra de Dios

Invocación al Espíritu Santo


Encendemos una vela

Leemos en silencio y meditamos:

"Dichosos los que trabajan por la paz, porque se llamarán hijos de Dios" (Mt 5,9)


Reflexionamos

¿Qué significa ser manso, no violento o sencillo, como traducen ciertas ediciones de la Biblia? ¿Vivió Jesús esta actitud de profunda mansedumbre? ver Is 42, 1-9; Sal 1; 119, 1ss.

 ¿Qué significa trabajar por la paz? ¿Qué actitud supone ser constructor de paz?  ver Is 2, 1-5;; Miq 4, 1-5.

¿Fue Jesús un constructor de paz, a qué precio? ver Ef 2,14-15.

Vamos más a fondo

El término "paz", según la mentalidad israelita, no indica solamente la ausencia de guerra; "paz" designa el bienestar de la persona en su vida cotidiana, la armonía del ser humano con la naturaleza, la concordia familiar, la serenidad consigo mismo y la felicidad nacida de la amistad con Dios.  El ser humano pacífico es sabio, fuerte e íntegro (ver Job 9,4; Sal 37,37).  La paz personal nace de la solidez de una existencia vivida desde los valores que humanizan.  La paz social es fruto de la vivencia de la justicia y la solidaridad.

Por otra parte, el ser humano obtiene el don de la paz pidiéndoselo a Dios, buscando la ayuda de los hermnos y luchando activamente en favor de la justicia.  La paz es el don del Dios de la paz, como nos lo enseña San Pablo:  Hermanos, estén alegres, busquen la perfección (...), vivan en armonía y en paz; de este modo, el Dios del amor y de la paz estará con ustedes (2 Co 13,11).  Pero la paz de Dios sólo fructifica cuando el ser humanos es fiel a la ley del Señor, como enseña Dios en el Antiguo Testamento al decir: Si viven según mis leyes y guardan mis Mandamientos poniéndolos en práctica (...) habrá paz en la tierra (Lev 26,3-6).

Los pacíficos viven como hijos de Dios.  La persona de paz se sabe en las buenas manos de Dios y entrega su vida para la edificación del Reino, mediante la honestidad de su vida, la humanidad con el prójimo y el combate en favor de la justicia.

De lo que nos enseña la Palabra de Dios, intentemos comprender mejor el significado de estas dos bienaventuranzas.  En el contexto de Mateo, es intentar comprender lo que es el amor al prójimo.  Ambas declaraciones en boca de Jesús "aunque sabemos que es una composición literaria" supone entender la exigencia de una nueva manera de actuar y de vivir en la comunidad cristiana, en el Reino de Dios, que comienza desde ya.  No es para una vida futura, después de la muerte.  Es una manera nueva de actuar en relación con el prójimo.

Trabajar por la paz no quiere decir vivir tranquilo en su casa, sin hacerle daño a nadie.  Según la tradición judía, trabajar por la paz es cumplir una obra de misericordia, ayudando a aquellas personas que tienen dificultades para entenderse, para convivir, para reconciliarse (ver Prov 10,10; Eclo 28, 1-12).  El que construye la paz, vive como un verdadero "anawin"; es decir, un "pobre de espíritu", que todo lo espera de Dios y que siempre actúa conforme a la Alianza.

Quien trabaja por la paz entre los hombres y mujeres de este mundo, actúa como Dios mismo, ya que Dios es el Dios de la paz (ver Rom 15,33; 16,20).  Aquel que ha creado la paz entre Él y nosotros, los seres humanos.  Por eso, desde el Nuevo Testamento esta bienaventuranza coincide con la reconciliación, que Cristo Crucificado ha traído al mundo dividido (Ef 2, 14-17).

Quien vive esta actitud, presagia la presencia del Mesías y la llegada del Reino de Dios.  La actitud de mansedumbre es la de la persona sufrida, agobiada, que ante la realidad antagónica a la Alianza, no se irrita ni explota en cólera hiriente; es paciente, dócil, humilde, sin pesimismo, con esperanza.  Esta bienaventuranza tiene su trasfondo en muchos textos del Antiguo Testamento (ver Num 12, 13; Is 11, 1-9; 42, 1-4; Sal 37) y se repite en muchos otros del Nuevo Testamento (ver Mt 11, 29; 21,5; 25, 31-46; 1 Co 13; Sant 2,13).  Por algo el autor del Sermón del Monte cierra estas enseñanzas con "la regla de oro", del amor al prójimo (ver Mt 7, 12).  Jesús no deroga la Ley de Moisés, sino que la asume, le da plenitud y la vive hasta las últimas consecuencias.

La actitud de mansedumbre supone libertad y responsabilidad ante la vida, como la tuvo Jesús ante la Ley, ante las autoridades, ante el culto, buscando siempre la plenitud de la persona y el Reino del Padre.  El discípulo de Jesús sabe que el amor al prójimo es la esencia de la vida cristiana.   Los apóstoles y  los primeros discípulos  y los testigos a lo largo de la historia, entendieron que vivir según Jesús suponía practicar la justicia, no devolver mal por mal, perdonar sin guardar rencor o resentimientos, tener dominio de sí mismo, no herir a nadie ni con palabras, ni con golpes, saber escuchar; para la concordia y el entendimiento entre las gentes.

Jesús dijo: Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados... aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 28-30).  Es la esencia de la actitud del seguidor de Jesús, que busca continuar su obra aquí en la tierra, como una misión ineludible.

Finalmente, el Padre Gonzalo Martín, sacerdote de Málaga, España nos comenta esta bienaventuranza a la luz del texto del Papa Benedicto XVI en su libro "Jesús de Nazareth".



Escuchamos la invitación de la Palabra

¿Qué actitudes supone ser "manso" en la sociedad de hoy? ¿Cuál es nuestra valoración de una persona que sabe perdonar, que no arma pleito, que busca el entendimiento entre todos? ¿En qué momentos y lugares de nuestra vida hacen falta personas "mansas y humildes de corazón", "constructoras de paz"? ¿Cómo podemos comprometernos a crear un ambiente de paz por donde andamos?

Oremos

Salmo 130



Haz de mí un instrumento de tu paz - Isadora


lunes, 26 de septiembre de 2011

Quinto encuentro (Semana Bíblica): Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios


Llegamos al quinto encuentro de la 18a Semana Bíblica centrada este año en el tema de las Bienaventuranzas.  Estamos utilizando los textos tomados de: Equipo Nacional de Biblistas, CENECAT (Centro Nacional de Catequesis). 2011. 18a Semana Bíblica: Las Bienaventuranzas (Mateo 5:1-11).  CENECAT, Costa Rica. 58 p.  Los textos se han resumido y adaptado para presentarlos en este blog.

Con las Bienaventuranzas, Mateo se preocupa por trazar los rasgos que han de caracterizar a los seguidores de Jesús.  No es posible proponer la Buena Noticia de Jesús de cualquier forma.  Esta Palabra sólo se difunde si está respaldada por actitudes evangélicas.  Las Bienaventuranzas nos indican el espíritu que ha de inspirar la actuación de los discípulos mientras peregrinamos hacia el Padre.  Sólo así hemos de caminar hacia el futuro.

Nos escuchamos

Las angustiosas situaciones de violencia e injusticia por las que atravesamos, se ven agravadas por la corrupción generalizada de los gobernantes y líderes en nuestro país.  "Es también alarmante el nivel de la corrupción en las economías que involucra tanto al sector público como al sector privado, a lo que se suma una notable falta de transparencia y rendimiento de cuentas a la ciudadanía... (DA, 70).  ¿Qué significa ser una persona honesta, de recta intención? ¿Hemos conocido u oído hablar de personas en nuestra comunidad, país o continente que han manifestado un corazón compasivo y solidario?

Escuchamos la Palabra de Dios

Invocación al Espíritu Santo


Encendemos una vela

Leemos en silencio y lentamente:

"Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó y sus discípulos se le acercaron.  Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios (Mt 5, 1.8)."


Reflexionamos

¿A quién va dirigida esta Palabra? ¿Qué significa "subió al monte? ¿Por qué Mateo destaca esto? ¿Qué significa que Jesús se sentó? ¿Qué actitud supone "limpio de corazón? ¿Por qué es importante guardar en la memoria y en la actuación esta bienaventuranza en medio de nuestra realidad?

En la Biblia ¿qué significa?:

 Corazón: ver Sal 24; Sal 16;  Sal 76; Sant 4, 8; Jer 24, 7-31.32-34; Ez 36, 25-27; Mt 7, 20-21; Mt 15, 18-19; Mt 23, 24.

ver a Dios: ver Ex 19,21; 33,20; Is 6, 5; 1Co 13, 12; Ap 22, 3-4; Is 38, 11; Sal 42; Sal 16,15.  Ver a Dios es una promesa para el final de los tiempos (Ap 21,22).

Vamos más a fondo

Es conveniente tener presente el sentido bíblico de la palabra corazón, que va más allá de lo que se entiende como las emociones, los afectos y los sentiemientos.  

El término corazón designa la raíz profunda de la personalidad humana; podríamos decir es la fuente donde brotan los pensamientos, los deseos y las decisiones de la persona.  El Dios de la Vida nos ha dado a los seres humanos un corazón para pensar y con capacidad de discernir entre el bien y el mal.  Veamos los siguientes pasajes: 1 Reyes 3,9:  " Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?".  Daniel 2, 30:  "Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón."  Como vemos en el corazón se forjan los proyectos y se decide su ejecución y de él procede lo que sale de la boca (Mt 15,18).  Por esa razón, no es el alimento lo que hace impura a la persona, sino las malas intenciones y los actos que nacen de su corazón (Mateo 15,20).

En el Antiguo Testamento se le atribuye gran importancia a la pureza ritual.  Para ofrecer un culto agradable a Dios, es necesario un corazón puro.  La pureza de corazón se va a manifestar en la adoración al Dios único y verdadero que busca la solidaridad con el hermano (Sal 24, 4; Sal 15 (14), 2-5; y a su vez conduce a bucar la mirada de Dios.  Los profetas también interiorizaron esa noción, de manera que la referencia a la pureza de corazón está muy presente en sus escritos.  El profeta Isaías 1,16 invita a transformar la conducta de acuerdo con el proyecto de Dios.  En este mismo sentido, el salmista dice: Crea en mí, un corazón puro (Sal 51,12), o el Salmo 24, 3-4 que nos dice: ¿quién subirá al monte del Señor? El de manos limpias y puro corazón.

Por eso Mateo, como conocedor de la tradición profética del pueblo de Israel, asume este sentido, haciendo memoria de las palabras de Jesús al referirse a los limpios de corazón como las personas que están interiormente libres de codicia, egoísmo y perversidad, cuyo comportamiento exterior corresponde a su ser más profundo, leales, transparentes y honestos con Dios y con el prójimo; muy contrario a la actitud de algunos escribs y fariseos fanáticos que se quedan en lo externo y en las apariencias: ¡Fariseo ciego, limpia primero por dentro la copa, y así quedará limpia por fuera! (Mt 23,26).

Para Jesús la limpieza de corazón implica, por tanto, la rectitud de intención.  Y proclama felices a los limpios de corazón porque ellos verán a Dios, no sólo en la vida futura, sino también en la presente, ya que Dios se mantiene fiel a su lado, dándoles fuerzas y acompañándolos a lo largo del camino.  Ellos, en medio de la situación de conflicto y crisis, verán la intervención de Dios, actuando a partir de su compromiso con un corazón sincero, transparente y auténtico a favor de la Vida.

Ver a Dios significa entonces entrar en comunión con él.  En la tradición judía, ver significa también experimentar; así, lo que para la persona resulta imposible - ver a Dios- se le concede mediante la pureza de corazón.  La Palabra nos recuerda que la visión de Dios nos asemejará a él.  Ver 1 Jn 3,2; 1 Co 13,12.  En la resurrección de los justos, se gozará de esta promesa.  Para el discípulo entonces, es importante tener presente que quienes se dejan instruir por Jesús, son capaces de ver claramente para ayudar al hermano (Mt 7, 3-5).

Con esta bienaventuranza, Jesús quiere dejar claro que la limpieza del corazón es un don de Dios que se manifiesta en la capacidad de amar, en la mirada recta y limpia para hacer vida el Proyecto de Dios, hacer realidad una sociedad más justa y solidaria, donde queden atrás el miedo, los prejuicios, la violencia, el rencor, la exclusión y la injusticia.  Como dice el Apóstol: lo que hay de verdadero, de honorable, de justo, de íntegro, de amable y de encomiable; todo lo que sea virtuoso y digno de alabanza, ténganlo en estima (Fil 4,8).

Los "limpios de corazón" son los simples, que no piensan de una manera y obran de otra, y son los que se dan sin reservas, como el agua fresca de la montaña que sacia la sed al caminante cansado.  Son los que se han atrevido con valentía a quemar todos los ídolos que promueve la sociedad de mercado y consumo.  Por eso la persona que tiene el corazón limpio y simple, tiene también una mirada luminosa.

El Padre Gonzalo Martín, sacerdote de Málaga, España nos acompaña en la reflexión de esta bienaventuranza explicando lo escrito por Benedicto XVI en su libro "Jesús de Nazareth". 


Escuchamos la invitación de la Palabra

Oramos

Señor ¿quién puede entrar en tu santuario?


Canto: Los limpios de corazón - Brotes de Olivo (cover)

jueves, 22 de septiembre de 2011

Cuarto encuentro (Semana Bíblica): Dichosos los que lloran... Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia...


Seguimos meditando las bienaventuranzas, en el marco de la celebración del mes de la Biblia.  Llegamos ya al cuarto encuentro de la 18a Semana Bíblica.  Estamos usando los textos tomados de:  Equipo Nacional de Biblistas, CENECAT (Centro Nacional de Catequesis). 2011. 18a Semana Bíblica: Las Bienaventuranzas (Mateo 5: 1-11). CENECAT, Costa Rica. 58 p.  Éstos se han resumido y adaptado.

Nos escuchamos

¿Por qué razones lloramos? ¿Qué sentimos cuando podemos desahogarnos llorando? Listemos las situaciones en nuestro país y en el mundo que nos pueden hacer llorar.  Pensemos si "merecen nuestras lágrimas".

Jesús lloró como nosotros, pues era un ser humano que sufría el dolor propio o el de los demás.  Escuchamos el pasaje de Lucas 19, 41-44:


Escuchamos la Palabra de Dios

Invocación al Espíritu Santo


Encendemos una vela

Leemos en silencio y lentamente:

"Dichosos os que lloran, porque ellos serán consolados..."

"Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia porque serán saciados (Mt 5,5-6)"

Reflexionamos

¿Qué nos llama la atención de este texto? ¿Cuál es el mensaje central? ¿Estaba Jesús conforme con lo que sucedía en su tiempo en su pueblo, especialmente con los pobres, hambrientos y perseguidos? ¿Qué concepto o imagen sobre Jesús de Nazareth puedo hacer con base en lo estudiado hasta hoy? ¿Qué me quieren decir hoy las bienaventuranzas a mí, a mi comunidad, a mi Iglesia?

Vamos más a fondo

La bienaventuranza de los que lloran, y que serán consolados

¿Qué significa el término "llorar" en Mateo 5,5? Respecto del prójimo, llorar significa considerar como nuestras las lágrimas de los sufrimientos de mis hermanos.  Respecto de uno mismo, llorar indica el sufrimiento que, muchas veces, supone ser fiel a los principios del Evangelio.  El amor verdadero implica el esfuerzo para procurar el crecimiento del prójimo.  La entrega al prójimo y la decisión de ser consecuente con el Evangelio, suelen reprtar el sufrimiento de la cruz.  Ese padecimiento no es inútil, sino que hace posible el Reino de Dios en nuestro entorno.

San Pablo padeció mucho en su decisión por anunciar el Evangelio.  Decía a los cristianos de Colosas: Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne, lo que les falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia (Col 1,24).  Amar cuesta pero gratifica; nos implica en la construcción del Reino.

La traducción de la bienaventuranza al lenguaje actual, podría ser: Dichosos quienes son solidarios.  La solidaridad consiste en sentir como propio el padecimiento del prójimo y juzgar como nuestra su propia alegría.  Jesús es el modelo de solidaridad para con la humanidad (ver Jn 1,14; Rom 8,3; 2Cor 5,21; Gal 3,13).  Recordemos, especialmente aquel pasaje donde el Señor se aparece a sus discípulos, mostrándoles las manos y el costado (Jn 20,27).  La solidaridad del Señor con el dolor humano no fue un compromiso teórico; pasó por el sufrimiento y la humillación de la cruz (Flp 2,6-8).  El costado abierto y el orificio de sus manos traspasadas por los clavos testimonian la solidaridad de Jesús con el padecimiento humano y el consuelo que otorgó a quienes sufrían, liberando, sanando, redimiento, evangelizando.  (Lc 4, 16-19; Is 61, 1-3).  No olvidemos que el Dios de Jesucristo, es el Dios del consuelo (ver Is 40).

La bienaventuranza del hambre y sed de justicia

Tener hambre y sed y saciarse, significa vivir vida plena.  El que no tiene hambre ni sed, está gravemente enfermo.  La vida del reino tiene que alimentarse de la justicia del reino.  Ese otro orden posible según el plan de Dios y que tiene en el sermón del de la montaña su código, su constitución fundamental.  Sin ese código este mundo no tiene futuro.  Hay que sembrarlo en las leyes, en las relaciones humanas y en el culto.

Ser justo en tiempos de Jesús era prcticar todas las leyes del Templo.  Algunos fariseos se creían justos sin hacer justicia, pero esta es otra justicia (Mt 5,20).  Es la justicia del proyecto completo del Reino y de la vida que anunica Jesús, lo que Él llama hacer la voluntad de su Padre.  Abarca toda la vida.  Jesús nos manda comer y beber justicia: Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre (Jn 4,34).  Si no lo hacemos, estamos muertos, la vida nueva del Reino está en nosotros.

Jesús coloca la proclama de la justicia dentro de la mejor tradición profética de su pueblo y del rostro de Dios.  Es justicia para los oprimidos (Jr 50, 7; Is 41,2-10), que son los huérfanos, las viudas, los migrantes (Miq 6,6; Sal 103).  Pero no hay justicia sin compasión, sin ternura pra con las víctimas (Os 12,7).  La música de fondo para la defensa de la justicia para los profetas es la ruptura de la alianza, aquel proyecto original y fundante del pueblo elegido de Dios.

Ya este tema de la justicia estaba muy presente en todo el caminar del pueblo de Israel.  Dios es nuestra justicia.  Los profetas del Antiguo Testamento entienden la justicia como un amor social.  Por eso denuncian la ciudad edificada sobre la injusticia (Am 3,9-10), las alianzas de los ricos con los gobernantes (Am 6, 1-7; 8,6), los lujos escandalosos (Is 5, 8-9; Am 8, 4-5).  O lo más fuerte: la crítica al culto falso, encubridor de crímenes (Jr 7,11).  El templo y su culto convertido en refugio de ladrones (Is 1, 11-15).  Una fuerte crítica que hará Jesús con más fuerza cuando realiza la expulsión de los mercaderes del Templo (Mt 21, 12-13).  También, la Iglesia, en su Doctrina Social, que quiere ser una interpretación del Evangelio para la vida del mundo actual, trata de recoger el impulso profético del Sermón del Monte.

Tal vez a esta Doctrina Social de la Iglesia le falta profetismo en la aplicación y en las prácticas de las comunidades cristianas, ya que nos hemos acomodado demasiado a este orden mundial, que es más bien un desorden mundial, una fábrica de hacer pobres y de destrucción inmisericorde de la madre tierra.  Más que nunca, se necesitan las Bienaventuranzas para sembrarlas en las leyes, en el modelo económico y cultural de este mundo injusto.

Reflexión de Benedicto XVI en "Jesús de Nazareth" presentado por el Pbro. Gonzalo Martín, sacerdote de Málaga, España. 


Escuchemos la invitación de la Palabra

Estas dos bienaventuranzas sobre los que lloran y sobre el saciarse de justicia son actuales.  Lloremos por los campesinos sin tierra, por los pueblos indígenas expulsados de sus territorios para ser convertidos en potreros.  Denunciemos la visión mercantilista de la tierra.  Hagamos llanto por la tierra convertida en mercancía.  Llenémonos de la fuerza de seguir a Jesús con el código del reino, con la espiritualidad y la ética nueva.

¿Cómo viven los pobres? ¿Quién impone las leyes? ¿Hemos llorado con los que lloran? ¿Hemos sentido la felicidad de la montaña cuando hemos luchado por la justicia? ¿Está ausente de nuestras prácticas humanas y eclesiales?

Oremos

Paz y Justicia



Canto: El Sermón del Monte - Pbro. Cristóbal Fones S.J.

martes, 20 de septiembre de 2011

Tercer encuentro (Semana Bíblica): Dichosos los mansos y los misericordiosos


En este tercer encuentro de la 18a Semana Bíblica se nos proponen dos bienaventuranzas: "Dichosos los mansos, porque ellos poseerán la tierra" y "Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia".  En este mes dedicado a la Palabra de Dios, queremos acercarnos a ella.  Estamos siguiendo el esquema y textos propuestos del siguiente material (éstos se han resumido y adaptado para esta Semana Bíblica Virtual): Equipo Nacional de Biblistas, CENECAT (Centro Nacional de Catequesis). 2011. 18a Semana Bíblica: Las Bienaventuranzas (Mateo 5: 1-11).  CENECAT, Costa Rica, 58 p.

Nos escuchamos

Vamos a escuchar tres palabras.  Estas palabras nos van a traer alguna imagen o provocarán alguna sensación.  Las podemos ir repitiendo varias veces en silencio y con los ojos cerrados, ¿qué significan, qué generan en nosotros?.  La primera es: MANSEDUMBRE.  La segunda palabra es HUMILDAD.  La tercera es MISERICORDIA.

Escuchamos la Palabra de Dios

Invocación al Espíritu Santo


Encendemos una vela

Leemos lentamente:

Dichosos los mansos, porque ellos poseerán la tierra...

Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia (Mt 5, 4.7)

Vamos más a fondo

La bienaventuranza de los mansos, que poseerán en herencia la tierra

¿Quién es el "manso"? Consideramos que una persona es mansa porque es bonachona, pasiva y no reacciona ante las agresiones.  Y más bien, el manso es una persona impulsiva que ha aprendido en la fe a encausar sus impulsos.  Diríamos que ha aprendido a autocontrolarse.  Según el Salmo 37, 11 (en la traducción al griego en la que se apoya el Evangelio de San Mateo), "mansa" es aquella persona que , contrario a la persona "malvada", no descarga su violencia con palabras y acciones.

Por lo tanto, el manso es una persona que no abusa del poder que pueda tener (Mt 20, 24-28), no impone por la fuerza sus intereses o puntos de vista, sabe encauzar sus emociones, tendencias y deseos (Mt 5, 27-30), sabe enfrentar el conflicto, particularmente si ella es la víctima (Mt 5, 38-42), tiene aceptación de las diferencias de los demás y sabe valorar a los demás.

La mansedumbre posibilita la construcción de la hermandad y la vivencia de la comunión, porque da pie a relaciones interpersonales de aloración y respeto mutuo y solidario.  Jesús es modelo de mansedumbre por excelencia (Mt 11, 29; 21, 5-11).  Y el que asimila su estilo de vida, se hace como Él, una persona libre y liberadora, capaz de "heredar la tierra", ese espacio en el que el proyecto del Reino de Dios se realiz y concreta como comunidad solidaria y de hermandad.  Solo los mansos pueden formar verdadera familia y comunidad.

También podemos traducir y ampliar el término "manso" como "humilde", en consonancia con la primera bienaventuranza ("bienaventurados los pobres").  La humildad aparece como la primera bienaventuranza en algunas traducciones de la Biblia, mientras que otras versiones la consideran segunda. Consideraremos, además, la humildad como la primera bienaventuranza.

A menudo, tenemos una concepción equivocad de la humildad.  Pensamos que ser humildes consiste en vivir la vida considerándonos muy poca cosa y sintiéndonos menos valiosos que los demás.  Es erróneo considerarnos "nada", pues la verdad es que somos hijos de Dios.

La palabra "humildad" procede de la voz latina "humus", "humilis", que significa "tierra".  La persona humilde es la que tiene "los pies en la tierra", la que se esfuerza por verse a sí misma, a los demás y al mundo como verdaderamente son, y no como le gustaría que fueran.  Humilde es quien sabe verse realmente a sí mismo, para discernir en qué debe aceptarse y en qué debe cambiar de estilo de vida.  De allí que la persona humilde es realista en el propio conocimiento propio y de los demás goza de la virtud de la autoestima personal.

La humildad implica la verdadera sabiduría (Prov 11,2); por eso la Escritura invita a buscarla (Sof 2,3; Eclo 3,17-29).  La mejor escuela donde se puede aprender la humildad, es en el compromiso a favor de los pobres.  A lo largo del Evangelio, en especial, el Evangelio de San Lucas, los pobres, los pecadores y los pequeños aceptan y reciben el mensaje del Reino.  La viuda (ver Lc 18, 1-8), modelo de mujer pobre y desamparada, recibe respuesta a su necesidad.  El publicano (ver Lc 18, 9-14), ejemplo palpable de pecador, obtiene el perdón de Dios.  Y los niños (Lc 18, 15-17), que son modelos bíblicos del aquel que es débil e indefenso, son los preferidos del Reino.  Pero el corazón orgulloso es impermeable a la ternura de Dios.  Así lo muestran el fariseo, ejemplo de persona que se "paga" a sí misma (ver Lc 18, 9-14), y el joven rico, a quien el dinero le impidió optar por el Reino de Dios (Lc 18, 18-30).

Por eso, en el fondo de todo esto, "manso" y "humilde" es lo mismo que "pobre", "necesitado", "pequeño", los que aceptan con mansedumbre su situación de pobre, en el sentido que vimos de esta palabra en las bienaventuranzas.  De allí que "heredarán la tierra", expresión sinónima que es "recibir en herencia el Reino de los Cielos", de la primera bienaventuranza.

Una breve meditación de Benedicto XVI en el libro "Jesús de Nazareth" nos la presenta el sacerdote diocesano de Málaga, España, Pbro. Gonzalo Martín.


La bienaventuranza de los misericordiosos, que alcanzarán misericordia

En esta bienaventuranza, la palabra griega usada (eleo) se refiere tanto a la compasión como la misericordia, y designa los actos concretos que nacen motivados por el sentimiento ante el sufrimiento de los demás.  Por tanto, ser misericordioso equivale a "practicar la misericordia" y no solamente sentir compasión.  La "misericordia" se hace concreta y visible.

San Mateo, al hablar de la misericordia, refiere a dos actitudes principales: disposición a perdonar y motivación para ayudar a los demás.  La misericordia es el atributo primordial de Dios en el Antiguo Testamento (Ex 34,6; Os 6,6; Sal 145, 8-9).  en el Nuevo Testamento, Jesucristo proclama constantemente la misericordia: con sus palabras, que explican sencillamente su doctrina; con la actuación de toda su vida, que llega a una culminación que sobrepasa todos nuestros esquemas mentales.  Las parábolas del buen samaritano (Lc 10, 25-37) y la del Juicio Final (Mt 25, 31-46).

Misericordiosos, en griego "eleémones", viene la palabra "limosna", que es compartir aunque sea un poco los propios bienes.  La limosna buscaba superar las separaciones socio económicas entre las personas.

La lección de esta bienaventuranza es que la misericordia de Dios es un ejemplo por seguir.  Si queremos que Dios sea misericordioso con nosotros, tenemos que ser misericordiosos con los demás, hasta con nuestros enemigos.  Puesto que la misericordia no es un simple sentimiento, sino una práctica que apunta a compartir con el necesitado, ser solidario con el débil, a perdonar, a servir con disponibilidad, solidaridad y compromiso eficaz al prójimo.

La misericordia es realista y nos ubica en medio de las personas concretas, con nombres y apellidos, cuyas vidas tocan la nuestra.  La bendición final por haber ejercido toda clase de misericordia, es el glorioso cumplimiento de esta bienaventuranza sobre cada cual (Mt 25, 34-40).

Ahora bien, no debemos confundir la "misericordia" con la "lástima".  La misericordia es una virtud cristiana, mientrs que la lástima puede ser simplemente la manifestación externa de nuestra sensibilidad.  La lástima indica que el padecimiento del prójimo nos afecta o nos "revuelve" las entrañas, pero no provoca la decisión de ayudar de manera eficaz a quien padece.

En cambio, cuando experimentamos la misericordia, se conmueve nuestro corazón ante el padecimiento ajeno, pero, además, adquirimos el compromiso de subsanar el sufrimiento del hermano.  Por eso, la parábola del buen samaritano de Lucas (10, 25-37) es toda una verdadera catequesis sobre la misericordia.  El sacerdote y el levita encuentran al hombre malherido y maltratado, sienten lástima por él, pero no actúan para aliviar su dolor.  El samaritano también siente cómo sus entrañas se conmueven, pero, además, se acercó, le vandó las heridas (...), lo montó en su cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él (Lc 10,34).

El samaritano ejerce la misericordia utilizando los medios de los que dispone.  Cosas sencillas: aceite,y vino para curar las heridas, dos denarios al encargado de la posada para cuidar al herido (un denario equivale al sueldo de un día de trabajo).  El samaritano socorre al herido con los medios que tiene y no con los que desearía tener.  La misericordia no implica siempre acciones heroicas, pero exige poner a disposición del prójimo aquello con lo que podemos ayudarlo.

Escuchamos la invitación de la Palabra

¿Qué novedad descubrimos en estas bienaventuranzas? ¿A qué nos invita Jesús por medio de ellas? ¿En mi vida diaria cómo se traduce?

Oramos

Salmo 135


Canto: Manso y humilde - Dominus