domingo, 29 de noviembre de 2009

Reflexión para el Adviento

Seguimos preparándonos para iniciar el tiempo de Adviento. Acá un material que nos ayuda a profundizar sobre el objetivo de este tiempo de Adviento en nuestras vidas.

ADVIENTO 2009-1

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Conferencia Eucarística - Pbro. Jesús Rodríguez CSJ

Una hermosa reflexión sobre la oración frente al Santísimo Sacramento.



Acá compartimos algunos puntos de la conferencia:

Eucarístía un acto de amor.

La respuesta, hay que dejarse enseñar por la Virgen María a responder al acto de amor de Jesús.

En la Cruz, Cristo gritó: tengo sed. No es una sed física, sino una sed divina. Le dieron vinagre.

En la Eucaristía Cristo nos dice: tengo sed. Hay que escucharlo.

Sed de nuestro amor.

La Virgen nos enseña a cargar ese grito de sed de amor en nosotros. Nos da el deseo de satisfacer la sed de Cristo. Es muy necesario.

Visitarlo el Santísimo, pasar el tiempo con él, es sentir el deseo de satisfacer la sed de Jesús. No es cuestión de sentimientos.

Orar no es sentir.

Lo visitamos para entrar en el misterio de la Eucaristía. Dejar al Espíritu Santo transportarnos dentro del misterio y permanecer ahí.

Cuando buscamos sentir algo, ya no estamos orando, nos enfocamos en nosotros, no en Cristo.

Se trata de tener el deseo de satisfacer la sed de Jesús. El Espíritu Santo pone el deseo y lo provoca, pero María nos enseña a tenerlo, ella lo protege y lo hace crecer y vivirlo.

Oración es mendicar, ser mendicante.

Nuestro corazón debe estar arrollidado con las manos abiertas mendicando a Cristo: déjame entrar en tu misterio, dame la gracia para responder a tu amor. Un corazón pobre que pide, porque no tiene, necesita. Orar exige esa pobreza. Frente a Cristo como pobres espirituales

Cristo déjame entrar en tu misterio
Espíritu Santo llévame adentro del misterio
María dame ese deseo, proteje ese deseo, haz crecer ese deseo de satisfacer la sed de Cristo.

El deseo de Cristo crucificado tiene que hacerse presente en nuestro corazón. Convertirse en mi acto de amor. Para que yo pueda amar a Dios y al prójimo con su acto de amor, con el acto de amor de Cristo, de otra manera voy a amar a mi manera. Mi manera de amar es humana, la manera de amar de Cristo es divina, es como Dios quiere.

En el corazón humano hay resentimiento, eso influye sobre acciones, etc. nuestro acto de amor no es suficientemente digno. Cuando Cristo pone en nuestro corazón su acto de amor, para amar con el corazón de Cristo, cambia todo.

Sin límites, misericordioso, es la conversión. Estamos en ese proceso. Nuestro acto de amor, está siendo reemplazado por el acto de amor de Cristo.

Conversión es pasar de lo humano a lo divino. Mi corazón sea transformado en el corazón de Cristo. Es una lucha. No hay que desesperarse, ni desanimarse. Hay que tener esperanza.

¿De qué sirve orar frente al Santísimo sino cambio?
No lo puedes ver ni sentir, pero dentro de ti: estás cambiando!

Es como una gota de agua que cae sobre una piedra. La gota luego de los años, traspasa la piedra. Así con nosotros.

Hay que estar siempre seguir, y seguir visitando el Santísimo. Aún si no logro cambiar, si no se ve o no se siente en nosotros mismos. Cristo está contento con eso.


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lunes, 23 de noviembre de 2009

Adviento en misión



El próximo domingo se inicia el tiempo de Adviento y un nuevo año litúrgico.  Adviento como preparación para la Navidad es un tiempo muy especial en el que la Iglesia nos anima a meditar, a examinar nuestras vidas, nuestros actos, nuestros pensamientos, de cara al Dios que adoramos, el Rey de Reyes.  Es renovar y vivir constantemente esa preparación para la venida del Señor.  Como nos indica el Catecismo #524: "...participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida."

La buena noticia que se nos anuncia en Navidad debemos hacerla vida, a través de la reflexión y conversión personal a la que estamos llamados especialmente, a la participación activa en las celebraciones, en las festividades, y también en las obras para con los hermanos.  Debemos poner por obra la alegría que hemos recibido, y hacer misión en nuestro ambiente, en nuestro propio hogar, en nuestro barrio y nuestra comunidad.  Queremos compartir la siguiente reflexión que nos motiva a hacer una Navidad Misionera, siguiendo el llamado de nuestros obispos de América, a ir mar adentro, a llevar la alegría del nacimiento de nuestro Señor a los necesitados de nuestro amor.

Navidad Misionera

Para el enfermo, el anciano, para todas las personas que sufren, la navidad pareciera quedar sin contenido, porque mientras los demás sonríen y gozan, ellos muchas veces se ven relegados en un profundo aislamiento.

Sin embargo, si reflexionamos, también estas personas, a su forma y modo, pueden vivir inmersos en una gran alegría, porque saben que pueden ofrecer sus dolores y sus limitaciones por los misioneros de todo el mundo.

Esto debe ser una fuente de regocijo, al dar a conocer, como en tiempo de los pastores y reyes magos, a Cristo como la estrella refulgente del mundo.

En otras partes del mundo los niños de la Infancia Misionera, acostumbran entregar una estrella a la gente, recordando que es Cristo Jeús, así también por qué no, cada enfermo, anciano y cada uno de los que sufren, en las fiestas navideñas puedan manifestar a los demás con su paciencia y su valentía, el don mesiánico de la paz y el amor, que Cristo al nacer nos ha traído al mundo.

Por eso hermanos y hermanas, si nos corresponde sufrir en esta navidad, seamos portadores de la estrella que nos recuerda la paz y esto sería el mejor regalo que podemos ofrecer a los demás.

Pbro. José Angel Durán Guzmán
Canónigo honorario
Secretario Nacional de la Pontificia Unión Misional
Promotor Nacional de la Unión de Enfermos Misioneros
Obras Misionales Pontificias



Meditación

¿A quién me comprometo a visitar en este tiempo de adviento y navidad? ¿Qué mensaje voy a llevar esta navidad a aquel de quien estoy alejado? ¿Qué nuevo hábito bueno voy a comprometerme a desarrollar a partir de este adviento para crecer en las virtudes?


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jueves, 19 de noviembre de 2009

Triduo en preparación para la Solemnidad Cristo Rey del Universo



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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Orar pidiendo humildad



Una de las características del Corazón de Jesús es la humildad.  Sabemos también que la Santísima Virgen es el ejemplo perfecto de la creatura humilde. Esto nos lleva a reflexionar: ¿mi corazón se parece al de Cristo en esta virtud? ¿Soy humilde?

Deberíamos suplicar sin cansancio se nos conceda la virtud de ser humildes.  Para esto, es necesario verse necesitado.  Si no hay orgullo y soberbia en mi corazón, en mis pensamientos, en mis palabras y en mis acciones, he llegado a vivir esta importante virtud. 

Que el Señor nos conceda la gracia de vernos cada día como somos y reconociendo nuestras carencias, correr confiados a su Corazón, que no nos pide nada imposible, sino más bien, nos concede la gracia para lograrlo.

Letanías de la humildad
por el Cardenal Merry de Val


Jesús manso y humilde de Corazón
-Óyeme

Del deseo de ser estimado
-Líbrame Jesús
Del deseo de ser lisonjeado,
Del deseo de ser honrado,
Del deseo de ser aplaudido,
Del deseo de ser preferido a otros,
Del deseo de ser consultado,
Del deseo de tener aceptación,
Del temor de ser humillado,
Del temor de ser despreciado,
Del temor de ser reprendido,
Del temor de ser calumniado,
Del temor de ser olvidado,
Del temor de ser puesto en ridículo,
Del temor de ser injuriado,
Del temor de ser juzgado con malicia,
Que otros sean más amados que yo,
-Jesús concédeme la gracia de desearlo.
Que otros sean más estimados que yo,
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
Que otros sean preferidos a mí en todo,
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda,

Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte y muerte de cruz para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio.  Concédenos la gracia de aprender a practicar tu ejemplo para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

P. Urrutia S.J.. Nuevo Devocionario: guía de caminantes. Librería Espiritual, Ecuador. p 389

Meditación:

¿Pido a Dios ser humilde? ¿Cuál es mi reacción cuando me corrigen? ¿Qué me motiva a actuar? ¿Qué espero de Dios y de los demás?


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lunes, 16 de noviembre de 2009

La Consagración al Sagrado Corazón



La consagración de los laicos

Consagrar significa: dedicar, ofrecer a Dios por culto o voto una persona o cosa.  Al consagrarnos nos ofrecemos a Dios y afirmamos que somos de él.  El padre J.L. Urrutia S.J señala:

"La consagración o respuesta a Cristo como respuesta a su amor.  Por ella nos hacemos conscientes y renovamos el compromiso cristiano adquirido en el bautismo" (En: Nuevo Devocionario: guía de caminantes. Librería Espiritual. p. 129).  Además, la Iglesia enseña a los laicos que una forma de participar en la misión sacerdotal de Cristo es la consagración.  En el Catecismo de la Iglesia Católica leemos:

#901: "Los laicos, consagrados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, están maravillosamente llamados y preparados para producir siempre los frutos más abundantes del Espíritu. En efecto, todas sus obras, oraciones, tareas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el trabajo diario, el descanso espiritual y corporal, si se realizan en el Espíritu, incluso las molestias de la vida, si se llevan con paciencia, todo ello se convierte en sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo, que ellos ofrecen con toda piedad a Dios Padre en la celebración de la Eucaristía uniéndolos a la ofrenda del cuerpo del Señor. De esta manera, también los laicos, como adoradores que en todas partes llevan una conducta sana, consagran el mundo mismo a Dios" (LG 34; cf. LG 10).

Es así que podemos y es recomendado consagrarse diariamente. ¡Todos los días decirle a Cristo: soy tuyo(a), te pertenezco!  Además, de consagrarnos diariamente, ¡podemos enseñar a los niños, a los jóvenes y a toda nuestra familia a hacerlo! Como oración vocal, hay varias fórmulas para hacer el acto de consagración al Sagrado Corazón.  El padre Urrutia nos recomienda:

"Es conveniente escribir cada cual la suya, después de haber caído en la cuenta de la imporancia del amor de Cristo, y pensando a qué se ha de comprometer. Algunas nos pueden orientar, o podemos hacer nuestras". (Ibid., p. 129). 

Aquí queremos dejar las oraciones más comunes:

Ofrecimiento diario por la Iglesia o también Ofrecimiento de Obras al Sagrado Corazón


#1
Sagrado Corazón de Jesús
por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón
y me ofrezco contigo al Padre
en tu santo sacrificio del altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación de nuestros pecados
y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial:
-por el Papa y sus intenciones
-por nuestro Obispo y sus intenciones
-por nuestro Párroco y sus intenciones

Amén.


#2
Señor Jesús, por el Corazón Inmaculado de María,
Madre Nuestra, me consagro a tu Corazón y
contigo al Padre mediante el Espíritu Santo
en tu Santo Sacrificio del Altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación por nuestros pecados.
Y para que venga a nosotros tu reino.

Te pido en especial por el Papa
y las intenciones que ha confiado este mes
al Apostolado de la Oración.
Amén.





Consagración de los niños al Sagrado Corazón

Señor Jesús, por medio de María, mi Madre,
hoy quiero unirme a tu Corazón,
a ejemplo tuyo en la Cruz,
me ofrezco a Dios Padre en la Santa Eucaristía.
También quiero ofrecerte,
todo lo que voy a vivir en este día:
mis oraciones, mis trabajos, mi estudio,
mis dolores y mis alegrías.
Todo esto te lo ofrezco queriendo remediar
todo lo que muchas personas y yo mismo
te causamos cuando decimos "no" a Dios.
Yo sé que me escuchas.
Especialmente te quiero pedir por las intenciones del Papa,
de nuestro Obispo, de nuestro párroco,
por las de todos los sacerdotes,
religiosos y religiosas, misioneros y misioneras,
y por todos mis hermanos y hermanas del mundo entero.

Amén.






Consagración de los jóvenes al Sagrado Corazón de Jesús

Señor Jesús,
Por medio del Corazón Inmaculado de María
Madre tuya y nuestra, nos queremos consagrar a tu Corazón.
De él confiamos obtener las gracias que necesitamos
para hacer que llegue tu Reino de verdad y de amor.
Haznos dóciles instrumentos de tu Espíritu
de modo que las obras y oraciones,
de estos años de juventud que te ofrecemos
contribuyan a reparar todos los pecados,
especialmente de los jóvenes,
y aceleren el día en que los hombres,
familias y naciones del mundo
te reconozcan como Rey y Señor
respondiendo así a tu amor; para gloria del Padre.
Amén.

La consagración de las familias

«El compromiso de la consagración "no debe consistir en una manifestación pasajera. La casa consagrada al Sagrado Corazón ha de convertirse en morada de fe, de caridad, oración, orden y paz doméstica" (Benedicto XV). "No ha de ser un rito vacío.  Exige a todos que su vida sea conforme con los preceptos cristianos, comulguen frecuentemente, con súplicas y penitencia se esfuercen en procurar no sólo su salvación, sino la de los demás" (Pío XII).  "El amor de crsito hacia nosotros ha de rebosar desde nosotros a los demás en las relaciones sociales, transformando la convivencia en familia fraternal, respetando la dignidad humana y cristiana de cada uno, sus legítimas aspiraciones y sus derechos inalienables.  Esto es exigencia primordial de una consagración consciente y consecuente" (Pablo VI).


El padre de familia es sacerdote en su hogar: " vosotros sois sacerdocio real"  (1 Pe 2, 9).  "  Los fieles, incorporados a la Iglesia por el bautismo, quedan destinados por su carácter al culto de la religión cristiana",  y " en su hogar, especie de iglesia doméstica, los padres deben ser para sua hijos los primeros predicadores de la fe mediante la palabra y el ejemplo"  (Vaticano II, LG.11).  Ya decía S. Agustín:  " En su casa, que es un pequeño templo, el padre de familia desempeña un oficio eclesiástico y en cierto modo episcopal."    Con autoridad no democrática, sino recibida directamente de Dios  ̶̶̶ como se recibe la del sacerdocio ministerial ̶  por el matrimonio, de cuyo sacramento son ministros los esposos.  Es antural, por tanto, que el padre de familia consagre su hogar a Cristo mostrándonos su Corazón.» (Ibid., p. 134-135). 

Acto de Consagración de las Familias al Sagrado Corazón

¡Sagrado Corazón de Jesús!
Henos aquí postrados ante tu Santa Imagen,
con los sentimientos del reconocimiento más profundo
por todos tus beneficioes y del más ardiente amor
por tu inefable bondad.
Te consagramos,
por medio del Corazón Inmaculado de María,
y bajo el poderoso patrocinio de San José,
toda nuestra familia.
Sea nuestro hogar como el de Nazareth,
el asilo inviolable del honor,
de la fe, de la caridad, del trabajo, de la oración,
del orden y de la paz doméstica.
Sé Tú, el modelo de nuestra conducta
y el celoso protector de todos nuestros intereses.
Te consagramos todas las pruebas,
todas las alegrías,
todos los acontecimientos de nuestra vida de familia,
y te suplicamos que derrames tus bendiciones
sobre todos sus miembros, ausentes y presentes,
vivos y difuntos.
Los confiamos para siempre a tu Sagrado Corazón.
Te rogamos también por todas las familias del universo;
protege la cuna de los niños,
las escuelas de los adolescentes,
la vocación de los jóvenes;
sé la fuerza de los débiles, el soporte de los ancianos,
el esposo de las viudas, el padre de los húerfanos;
vela con tu amor inmenso
a la cabecera de los enfermos y de los agonizantes.
Pero sobre todo, ¡oh Jesús, océano de misericordia y de amor!
Te suplicamos que nos socorras en el momento de la muerte;
unidos entonces más estrechamiente que nunca
a tu Sagrado Corazón,
sea Él nuestro asilo, nuestro refugio, nuestro lecho de reposo y,
después de adormecernos para siempre en tu seno bendito
¡oh Jesús! encontremos en el Paraíso
y en tu Sagrado Corazón,
toda nuestra familia.
Amén.


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lunes, 9 de noviembre de 2009

Apostolado de la Oración

Publicamos acá un par de vídeos producidos por el Apostolado de la Oración en México que motiva y explica el fin de nuestro apostolado de una manera muy amena.






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viernes, 6 de noviembre de 2009

El Apostolado de la Oración


¿Qué es el Apostolado de la Oración?

Todos los fieles, por el bautismo, participamos del "oficio" sacerdotal, regio y profético de Cristo, y estamos destinados por el mismo Señor a ejercitar la actividad apostólica, según la propia vocación de cada uno.

Dentro de esa vocación universal al apostolado, el Apostolado de la Oración es una asociación de fieles que, por medio del Ofrecimiento Diario de nosotros mismos, nos unimos al Sacrificio Eucarístico donde renovamos continuamente la obra de nuestra Redención, y de este modo cooperamos a la salvación de todo el mundo por medio de una unión vital con Cristo, de la que depende toda la fecundidad del apostolado.

Estatutos AO #4, 5

¿Qué hacen los socios del Apostolado de la Oración?

Para ejercitar la vocación apostólica, el Apostolado de la Oración nos ofrece a los fieles un programa de espiritualidad apostólica. El centro es el Sacrificio Eucarístico, y consta de cinco elementos:

1. Misa y Ofrenda Diaria

El Sacrificio Eucarístico es la fuente y meta de toda evangelización, de donde proviene la eficacia de toda actividad de la Iglesia. Es necesario que el Misterio Eucarístico nos penetre y moldee a todos y nos conduzca a una participación consciente y vital de este Misterio.

Por eso el AO nos insiste en el ofrecimiento diario, por medio del que uno mismo se ofrece a Dios, por Cristo, con todas las oraciones, obras, trabajos, penas y alegrías, por las necesidades de la Iglesia y la salvación de todo el mundo.

Como Jesús insitituyó el Sacrificio Eucarístico a modo de banquete, los miembros del AO, siguiendo las huellas del Vaticano II, no sólo tomamos parte en la celebración Eucarística con frecuencia, incluso diariamente, si es posible y en ella recibimos el Cuerpo del Señor, que es sacramento de piedad, signo de unidad y vínculo de caridad.

2. Culto al Sagrado Corazón

Cristo movido por el amor no sólo dio su vida por nosotros (1 Jn 3, 16), sino que nos incorpora a los misterios de su vida y nos hace "pueblo escogido y real sacerdocio" (1 Pe 2,9). Es necesario, que le correspondamos con nuestro amor. Como la Iglesia nos enseña a ver expresado especialmente este amor en el Corazón de Cristo y nos invita a cultivar este amor, simbolizado en su Corazón, como manantial de salvación y misericordia, el Apostolado de la Oración se esfuerza con todo empeño en que los socios nos familiaricemos con la espiritualidad y práctica del culto al Sagrado Corazón. Nos consagramos a Él, en respuesta al Amor del Señor, y le ofrecemos reparación por nuestros pecados y los de todo el mundo, y practicamos y fomentamos las diversas formas de este culto, aprobadas por la Iglesia.

3. Devoción a la Santísima Virgen

Los socios del AO veneramos con amor filial a la Santísima Virgen María.  Por eso hacemos su ofrecimiento a Dios por medio de ella, como Medianera nuestra que es ante su Hijo.  Le ofrecemos diariamente el Rosario, o, al menos un misterio, encomendando a su Corazón maternal con todo fervor las necesidades de la Iglesia.  Además fomentamos el culto litúrgico a la Santísima Virgen, conscientes de que, no sólo no impide la Madre la unión de todos los fieles con Cristo, sino que la fomenta con su protección maternal.

4. Sentir con la Iglesia

Para que la Iglesia pueda cumplir su misión de unir a todos los hombres con Cristo y entre sí, y realizar la edificación de su Cuerpo místico por el Sacrificio eucarístico, es necesario que todos los socios fomentemos en nosotros y en los demás el deseo de sentir con la Iglesia universal y participemos en todas sus solicitudes.  Para esto, hacemos nuestro ofrecimiento diario por las Intenciones que el Sumo Pontífice propone cada mes por medio del Apostolado de la Oración.  Oramos también las intenciones de nuestro Obispo y nuestro Párroco.

5. Frecuencia en la oración

Los socios del AO somos conscientes de los signos de los tiempos, lo que nos urge a orar incesante y fervientemente para que, quebrantado el poder del Maligno, el mundo, liberado por Cristo crucificado y glorioso, sea transformado según los designios de Dios y llegue a su consumación.  Así, los socios apreciamos lo que se refiere al fomento de la práctica de orar.  Estimamos, la asidua lectura y meditación de la Sagrada Escritura; cultivamos la oración mental y las diversas formas de oración vocal, según libre elección, y procuramos fomentar en nosotros y en los demás los Retiros y Ejercicios Espirituales, que son una escuela excelente de oración y unión con Dios en acción.

¿Cómo se asocia uno al AO?

Para pertenecer al AO es necesario inscribirse ante el Director Local o su Delegado.  En Tibás tenemos la bendición de reunirnos todos los cuartos domingos de mes a la 1:30 p.m. en la casa del Director Arquidiocesano del Apostolado de la Oración, Pbro. Jose Angel Durán, frente a la Biblioteca Pública de Tibás, 1 Km al oeste del Mas x Menos.  Tel. 2297-0711


¿Cómo puedo obtener las hojitas con las intenciones mensuales del Papa?

Si usted está interesado en recibir mensualmente la hojita que contiene las meditaciones con las intenciones del Papa de cada mes del año, puede averigüar en su parroquia quién las distribuye.  Si nadie las distribuye y usted quisiera prestar ese servicio, puede venir a recogerlas a la casa del Director Arquidiocesano en las reuniones mensuales.  Las hojitas se distribuyen gratuitamente, pero es importante dar a conocer que se reciben contribuciones para el sostenimiento de la obra.  También usted puede recoger su hojita en Radio María, 75 al sur de la Escuela Pilar en Goicoechea.


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