Avanzamos ya en lo profundo de la Cuaresma. Seguimos el ejercicio parroquial que esta semana nos propone: Compartir con el necesitado. ¿Qué? lo que necesite... Es que aveces ni pensamos en la otra gente, ni queremos volver a ver. Otras veces pensamos, ¡pobrecito, pobrecita! y pasamos de lejos, de bien lejos. Esta semana nos proponemos hacer un alto, revisar y cambiar esta actitud no cristiana.
Seguramente, hay alguien a quien ayudar sin que nos lo pida. Los pobres habrán siempre nos dijo Jesús. No es difícil encontrarlos, pongamos un poquito de cuidado cuando la realidad nos grita: ¡estamos en todos lados!
Puede ser que estemos insensibilizados. Vemos tanta maldad en los medios que nos abruman con muerte, odio, pobreza, calamidad; que estemos intoxicados... Pero siempre a nuestro lado, hay personas con nombre y apellido, necesitadas. De una caricia, de una palabra, de 10 minutos de escucha, de un almuerzo, de una cena, de un techo, de un trabajo, de una familia, de Dios... siempre hay, cerca y lejos, gente necesitada. Encontrémosla. Encontremos a Jesús en el otro. Compartamos nuestro amor. Compartamos nuestro tiempo. Compartir es dividir, distribuir, participar.
¡Compartamos lo que más nos cuesta dar, a nosotros mismos!
Como hemos estado compartiendo una reflexión sobre los textos de cada domingo, hoy encontramos esta presentación del Pbro. Héctor Núñez, C.M.F. (http://www.claret.org.mx/material/hector/homilias.htm) que nos puede ayudar a reflexionar e ilustrar nuestra meditación:
También podemos escuchar el Evangelio y una homilía en este enlace:
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