viernes, 3 de febrero de 2012

Abraham... ¡Sal de Tu Tierra y de tu Patria!


Hora Santa Parroquial - Primer Viernes de Febrero

Texto propuesto:

"Sal de tu tierra y de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré.  De ti haré una nación grande y te bendeciré... Marchó pues Abraham como se lo había dicho Dios."

Cuando Dios llama hay siempre implícita una partida ¿hacia dónde? Hay que fiarse de él y dejar que "nos muestre el camino y la meta" ¡Cuánto nos cuestan las partidas!

Estábamos tan cómodamente instalados!  Nada nos faltaba y Dios viene a desinstalarnos a desarraigarnos... Es terrible pero es la ley de Dios, una llamada, una partida.  Desde donde y por donde y adonde, el Señor sabrá y nos lo irá indicando.

Solo nos pide el coraje de la fe y el abandono.

¿Cuánto has de dejar atrás?  ¡Para recibir la bendición, para ser bendición!  Dios quiere que le consideremos a él como la única riquea, como el Señor por excelencia, un Señor que a poco que nos dejemos nos hace nobles y señores a nosotros también.

Hará de nosotros una nación grande como prometió a Abraham y no tenemos descendencia.

¿No hay hijos, puede haber bendición?... y Abraham se fía sin preguntar.  El sabe, él proveerá y parte... dejando la casa de su padre, lo suyo, la seguridad, hacia lo nuevo, lo desconocido.

Decir Si a Dios es ponerse en camino poniendo los ojos en él, fiándonos de la promesa, de su fidelidad, pero aceptando la parte de oscuridad que nos toca.  Teniéndole a él delante, habrá lucha, pero la batalla está ganada a priori.  Necesitamos de la fe.

A veces antes de contestar Si a Dios en el momento de la opción de vida y en las pequeñas opciones de cada día, tenemos la tentación de posponer la decisión hasta tenerlo todo claro.  Es natural y bueno que no me lance si no hay un serio discernimiento previo, oración de petición de ayuda, etc... pero no es menos cierto que si espero a tenerlo todo claro nunca me decidiré porque claro, claro nunca lo tendré.  Siempre va a existir una duda razonable con la que tendré que convivir.

"Marchó pues Abraham"... Fue, partió, seguramente con el corazón roto por la pena, pero confiado en el Dios de la Promesa y de la fidelidad.  ¿Quién era él para dudar de Dios?

Reflexión

1.  En tu vida ¿has experimentado partidas? ¿Cómo las has vivido?
2.  ¿Cuáles son tus certezas de hoy?
3.  ¿Hacia donde crees que te conduce Dios?

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