La consagración de los laicos
Consagrar significa: dedicar, ofrecer a Dios por culto o voto una persona o cosa. Al consagrarnos nos ofrecemos a Dios y afirmamos que somos de él. El padre J.L. Urrutia S.J señala:
"La consagración o respuesta a Cristo como respuesta a su amor. Por ella nos hacemos conscientes y renovamos el compromiso cristiano adquirido en el bautismo" (En: Nuevo Devocionario: guía de caminantes. Librería Espiritual. p. 129). Además, la Iglesia enseña a los laicos que una forma de participar en la misión sacerdotal de Cristo es la consagración. En el Catecismo de la Iglesia Católica leemos:
#901: "Los laicos, consagrados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, están maravillosamente llamados y preparados para producir siempre los frutos más abundantes del Espíritu. En efecto, todas sus obras, oraciones, tareas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el trabajo diario, el descanso espiritual y corporal, si se realizan en el Espíritu, incluso las molestias de la vida, si se llevan con paciencia, todo ello se convierte en sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo, que ellos ofrecen con toda piedad a Dios Padre en la celebración de la Eucaristía uniéndolos a la ofrenda del cuerpo del Señor. De esta manera, también los laicos, como adoradores que en todas partes llevan una conducta sana, consagran el mundo mismo a Dios" (LG 34; cf. LG 10).
Es así que podemos y es recomendado consagrarse diariamente. ¡Todos los días decirle a Cristo: soy tuyo(a), te pertenezco! Además, de consagrarnos diariamente, ¡podemos enseñar a los niños, a los jóvenes y a toda nuestra familia a hacerlo! Como oración vocal, hay varias fórmulas para hacer el acto de consagración al Sagrado Corazón. El padre Urrutia nos recomienda:
"Es conveniente escribir cada cual la suya, después de haber caído en la cuenta de la imporancia del amor de Cristo, y pensando a qué se ha de comprometer. Algunas nos pueden orientar, o podemos hacer nuestras". (Ibid., p. 129).
Aquí queremos dejar las oraciones más comunes:
Ofrecimiento diario por la Iglesia o también Ofrecimiento de Obras al Sagrado Corazón
#1
Sagrado Corazón de Jesús
por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón
y me ofrezco contigo al Padre
en tu santo sacrificio del altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación de nuestros pecados
y para que venga a nosotros tu Reino.
Te pido en especial:
-por el Papa y sus intenciones
-por nuestro Obispo y sus intenciones
-por nuestro Párroco y sus intenciones
Amén.
#2
Señor Jesús, por el Corazón Inmaculado de María,
Madre Nuestra, me consagro a tu Corazón y
contigo al Padre mediante el Espíritu Santo
en tu Santo Sacrificio del Altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación por nuestros pecados.
Y para que venga a nosotros tu reino.
Te pido en especial por el Papa
y las intenciones que ha confiado este mes
al Apostolado de la Oración.
Amén.
Consagración de los niños al Sagrado Corazón
Señor Jesús, por medio de María, mi Madre,
hoy quiero unirme a tu Corazón,
a ejemplo tuyo en la Cruz,
me ofrezco a Dios Padre en la Santa Eucaristía.
También quiero ofrecerte,
todo lo que voy a vivir en este día:
mis oraciones, mis trabajos, mi estudio,
mis dolores y mis alegrías.
Todo esto te lo ofrezco queriendo remediar
todo lo que muchas personas y yo mismo
te causamos cuando decimos "no" a Dios.
Yo sé que me escuchas.
Especialmente te quiero pedir por las intenciones del Papa,
de nuestro Obispo, de nuestro párroco,
por las de todos los sacerdotes,
religiosos y religiosas, misioneros y misioneras,
y por todos mis hermanos y hermanas del mundo entero.
Amén.
Consagración de los jóvenes al Sagrado Corazón de Jesús
Señor Jesús,
Por medio del Corazón Inmaculado de María
Madre tuya y nuestra, nos queremos consagrar a tu Corazón.
De él confiamos obtener las gracias que necesitamos
para hacer que llegue tu Reino de verdad y de amor.
Haznos dóciles instrumentos de tu Espíritu
de modo que las obras y oraciones,
de estos años de juventud que te ofrecemos
contribuyan a reparar todos los pecados,
especialmente de los jóvenes,
y aceleren el día en que los hombres,
familias y naciones del mundo
te reconozcan como Rey y Señor
respondiendo así a tu amor; para gloria del Padre.
Amén.
La consagración de las familias
«El compromiso de la consagración "no debe consistir en una manifestación pasajera. La casa consagrada al Sagrado Corazón ha de convertirse en morada de fe, de caridad, oración, orden y paz doméstica" (Benedicto XV). "No ha de ser un rito vacío. Exige a todos que su vida sea conforme con los preceptos cristianos, comulguen frecuentemente, con súplicas y penitencia se esfuercen en procurar no sólo su salvación, sino la de los demás" (Pío XII). "El amor de crsito hacia nosotros ha de rebosar desde nosotros a los demás en las relaciones sociales, transformando la convivencia en familia fraternal, respetando la dignidad humana y cristiana de cada uno, sus legítimas aspiraciones y sus derechos inalienables. Esto es exigencia primordial de una consagración consciente y consecuente" (Pablo VI).
El padre de familia es sacerdote en su hogar: " vosotros sois sacerdocio real" (1 Pe 2, 9). " Los fieles, incorporados a la Iglesia por el bautismo, quedan destinados por su carácter al culto de la religión cristiana", y " en su hogar, especie de iglesia doméstica, los padres deben ser para sua hijos los primeros predicadores de la fe mediante la palabra y el ejemplo" (Vaticano II, LG.11). Ya decía S. Agustín: " En su casa, que es un pequeño templo, el padre de familia desempeña un oficio eclesiástico y en cierto modo episcopal." Con autoridad no democrática, sino recibida directamente de Dios ̶̶̶ como se recibe la del sacerdocio ministerial ̶ por el matrimonio, de cuyo sacramento son ministros los esposos. Es antural, por tanto, que el padre de familia consagre su hogar a Cristo mostrándonos su Corazón.» (Ibid., p. 134-135).
Acto de Consagración de las Familias al Sagrado Corazón
¡Sagrado Corazón de Jesús!
Henos aquí postrados ante tu Santa Imagen,
con los sentimientos del reconocimiento más profundo
por todos tus beneficioes y del más ardiente amor
por tu inefable bondad.
Te consagramos,
por medio del Corazón Inmaculado de María,
y bajo el poderoso patrocinio de San José,
toda nuestra familia.
Sea nuestro hogar como el de Nazareth,
el asilo inviolable del honor,
de la fe, de la caridad, del trabajo, de la oración,
del orden y de la paz doméstica.
Sé Tú, el modelo de nuestra conducta
y el celoso protector de todos nuestros intereses.
Te consagramos todas las pruebas,
todas las alegrías,
todos los acontecimientos de nuestra vida de familia,
y te suplicamos que derrames tus bendiciones
sobre todos sus miembros, ausentes y presentes,
vivos y difuntos.
Los confiamos para siempre a tu Sagrado Corazón.
Te rogamos también por todas las familias del universo;
protege la cuna de los niños,
las escuelas de los adolescentes,
la vocación de los jóvenes;
sé la fuerza de los débiles, el soporte de los ancianos,
el esposo de las viudas, el padre de los húerfanos;
vela con tu amor inmenso
a la cabecera de los enfermos y de los agonizantes.
Pero sobre todo, ¡oh Jesús, océano de misericordia y de amor!
Te suplicamos que nos socorras en el momento de la muerte;
unidos entonces más estrechamiente que nunca
a tu Sagrado Corazón,
sea Él nuestro asilo, nuestro refugio, nuestro lecho de reposo y,
después de adormecernos para siempre en tu seno bendito
¡oh Jesús! encontremos en el Paraíso
y en tu Sagrado Corazón,
toda nuestra familia.
Amén.
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